Hay
historias complicadas que empiezan de una manera muy común, recientemente leí
un libro de misterio donde la protagonista despertó en medio de un sueño
bastante extraño y he ahí el mismo punto de partida que quiero tomar para esta
historia que empezare a narrarles.
Chico
universitario, delgado, de una piel tan blanca que comúnmente recibía bromas al
respecto, imaginemos a nuestro personaje como uds mismos si así quieren verlo.
Había sido
una semana bastante típica y lo mismo se esperaba de los días que faltaban para
que terminara.
Cierta mañana
nuestro principal se encontró en un paramo frio, rodeado por flores de vivos
colores y el rostro al sol, giro al presentir no ser el único en aquel lugar y
encontrose nuestro caballero con una mujer, poco puedo describirla pues el
mismo no la recuerda, su alarma interrumpió tan agradable encuentro; despierta
tardíamente en un día de poca actividad y sonríe, cree reconocerla.
Sacudió su
cabeza para ahuyentar los restos de cansancio que permanecían en el después de
una noche corta, o así le pareció.
Fue al
encuentro de lo que el llamo felicidad, sin saber que tan cierto seria este
pensamiento. "Sera un día normal" se dijo mientras el sol bañaba su
cara haciéndole parpadear un par de veces para ajustar sus ojos a la luz.
El día se
sucedió como cualquier otro, un minuto paso justo después del anterior, risas y
expresiones alegres colmaron sus momentos. En un instante tranquilo que el miro
como ojos de infante enamoradizo creyó no poder ser más feliz, vaya error el
que estaba cometiendo sin saberlo, pues dos corazones tontos nunca podrán
llegar al cielo.
Con paso
tranquilo paseaba por una calle común de la ciudad en la que tenía su
residencia, considerando la opción de sacar un cigarrillo de la mochila que
llevaba a cuestas y disfrutar de las sensaciones que producía cada aspiración
cuando sintió vibrar algo en él, no es una metáfora, su teléfono celular se
agitaba justo al lado de la cajetilla de cigarrillos que antes considero
alcanzar. Espero un momento antes de intentar alcanzarlo y se percato, al no
detenerse el movimiento que era una llamada entrante.
Mientras
cruzaba una avenida bastante concurrida, se apresuro a contestar y con un
movimiento fluido atrajo hacia su comodidad el bolso que llevaba a cuestas para
sumergir su mano derecha en la profundidad de un bolsillo frontal hasta
encontrar lo que buscaba. Chequeo en la pantalla el número telefónico, no lo
conocía.
-¿Alo?
-Alo, ¿como
estas?
Aquellas
palabras lo dejaron sin respiración por un momento. Conocía perfectamente esa
voz, sabía que era ella, la mujer que tantas noches lo desvelo entre frases de
amor y promesas de un placer descontrolado, todo sin decir una palabra. Se forzó
a mantener el control y con el tono de voz más natural que encontró recito
algunas palabras
-No
esperaba que llamaras
-Ya no
deberías esperar más cosas por hoy
No sabía
lo que aquello significa, obligo su cerebro a reaccionar, miles de canciones y
melodías atravesaron su mente en un segundo, comprendió que no solo no entendía
el significado de las palabras que ella dijo sino que tampoco sabía siquiera
donde estaba.
-No
entiendo
-No es
necesario que lo hagas
"Me
tiene" pensó para sus adentros, y se presiono para recobrar el control, se
ubico en la calle en la que estaba y se asombro a sí mismo por poder reconocer
tan rápidamente todo lo que había a su alrededor.
-Bueno, en
realidad yo nunca entiendo así que no importa jaja
-Jajaja
jamás dejaras de ser tú
Lo había
logrado, ahora era él quien tenía el control, su voz recupero la calma y fácilmente
podía opacar la de ella, lo sabía y pensaba aprovecharlo.
-Me
sorprendió tu llamada, ¿a que se debe?
-Quería
saber que haces
-No mucho
-¿Y más
tarde que harás?
-Mucho
menos que ahora
-Jaja. ¿Te
puedo invitar a hacer algo?
-Difícilmente,
estamos bastante lejos.
-No tanto
como crees
Aquella
frase le helo el sudor que le corría por la nuca y en la calurosa tarde que
empezaba a morir sintió un escalofrió recorrerle el cuerpo. Una sonrisa a través
de la línea lo volvió al planeta de pronto, pero una vez más el desconcierto se
apodero de su situación, no sabía en donde se encontraba, se hallaba caminando
como alguien que sabe dónde va, pero era una falaz realidad que se dibujaba en
quienes pasaban a su lado.
-No lo
creo
-Me pareció
recomendarte que ya no creyeras más cosas por hoy
Nuevamente
era ella quien tenía el control de la situación y el pensó de una manera fugaz
sin ahondar mucho en el tema lo rápido que alguien puede cambiar, aquella que
le hablaba no era la misma con la que mantenía conversaciones hasta altas horas
de la noche, esta mujer era mucho más segura de sí misma. Necesitaba recuperar
su posición dominante.
-A ver...
que tenias en mente.
-Vernos
-No tengo
cámara - "Excelente respuesta, estas volviendo al juego" pensó
-No la
necesitamos
Y esas
palabras accionaron de pronto una serie de sensaciones, sentimientos, recuerdos
y música ligada a ellos, sueños pasados se mezclaron con el presente y lo
descolocaron una vez más, dejo de luchar.
-¿De qué
hablas?
-De que
estoy más cerca de ti de lo que crees
Esto último
lo paralizo, se detuvo en su posición y verifico el lugar a su alrededor,
comprobando que no estaba allí, entendió que se veía ridículo y que
probablemente la idea de que ella estuviese vigilándolo también era tonta.
-Eso es
casi imposible
-Por última
vez, deja de esperar cosas.
-Entonces
ven, aquí te espero
-Yo ya
viaje 740km, es tu turno. Se cuanto te gustan los acertijos. Ya tienes todo lo
que necesitas, tienes media hora.
Se hizo el
silencio en la línea y entendió que no fue accidental, ella cortó la llamada,
dejándolo mas confundido que nuca.
"¿Que
paso? ¿Qué quería? ¿Que tengo?" empezó a desesperarse y se encontró de
pronto rodeado por un grupo de personas que iban a algún centro comercial a
distraerse después de un día de trabajo agotador.
"Necesito
reponerme, necesito ubicarme y hacerme las preguntas correctas" se centro
en las cosas que tenía a su alrededor y con un respiro profundo se fijo rápidamente
en que era lo más resaltante del lugar.
Repaso la
conversación una y otra vez para entender lo que sabía: ella estaba allí, cerca
de él, "Yo ya viaje 740km" eso lo comprobaba
"Tienes
media hora", comprobó su reloj y verifico que habían pasado 3 minutos,
pero ¿tenía 27 minutos para que exactamente?
"Se cuanto
te gustan los acertijos" se sintió un tonto por no haberlo notado antes,
"esto es un juego para ella" pensó, "Y no la pienso dejar
ganar"
Creyó que
todo sería más sencillo si tan solo supiera lo que debía hacer. Repaso la conversación
una vez mas y lo entendió. "No te dejare ganar". Verifico la hora,
tenia 25 minutos y un objetivo.
Al salir
del centro de llamadas donde se encontraba sintió una grata satisfacción al
verificar que todo estaba saliendo como lo había pensado, estaba tan emocionada
por lo sucedido que casi estaba excitada sexualmente, había podido controlarse
cuando él contestó, ese había sido su primer gran logro. Pensó que quizás después
de un par de minutos todavía estaría desorientado, eso la complacía, todo
estaba saliendo como lo había pensado, el viaje fue largo y tuvo tiempo
suficiente para pensar cada detalle.
Camino por
los pasillos del lugar, le pareció un poco desaliñado para ser la gran ciudad
que ella esperaba.
Busco sin
mucho afán un lugar donde descansar mientras pasaba el tiempo, debía estar
atenta a este detalle en particular, comprobó su reloj y verifico que habían
pasado 10 minutos.
Encontró
un par de asientos libres y se dispuso a descansar, "Lo lograra, se que lo
hará" estaba seguras de sus capacidades, muchas veces la había sorprendido
con detalles que ella no consideraba posible que el notase y lo había hecho,
entendería lo que debía hacer y lo lograría.
Se
distrajo un rato mirando las personas pasar frente a ella hasta que sus ojos se
toparon con el reloj colgante del centro comercial, era un nuevo modelo digital
de enormes números rojos. Faltaban solo 10 minutos, comparo con su reloj para
estar segura de que no estaba mal. Por un momento se le paso por la mente que
no lo lograría, solo media hora, era muy poco tiempo, quizás debería llamarlo,
otorgarle 10 minutos más, en una ciudad como esa todo sería más complicado.
No, el lo
lograría, quizás llegaría en taxi, o en bus... de pronto a su mente se le
antojo imaginárselo bajar de un taxi tomado segundos antes y correr por entre
la larga fila de coches que esperaban detrás de un semáforo, veloz al encuentro
de su princesa, un príncipe sin corcel. Esta comparación la hizo sonreír.
Recordó la
resolución tomada horas atrás en su transporte, si él lo lograba, y así estaba
segura cuando lo pensó, recibirían con emoción la noche mágica que sabía que
ambos deseaban; por otra parte si no lo hacía, tomaría el primer autobús a casa
y olvidaría que alguna vez algo paso. Miro a su alrededor sin reconocer nada
antes de chequear una última vez su reloj, faltaban 3 minutos.
Sintió
decepción en su interior, quizás la prueba había sido muy difícil, pero ya la
decisión había sido tomada, se levanto de su puesto ya con su bolso de viaje en
la mano y anduvo hasta el local de cierta operadora de la que había hecho la
llamada anterior.
Le hablo
al recepcionista, un muchacho amable al que dirigió una sonrisa con desdén poco
disimulado antes de decir nada:
-Una
cabina por favor
-No se la
des
Aquella
orden negativa la obligo a voltearse con la intención de dar una respuesta a
quien truncaba sus intenciones, su frustración no podía ir más en aumento y decidió
que era la oportunidad perfecta para desquitarse con alguien, pero no alcanzo a
pronunciar nada más antes de que aquella persona volviese a hablar.
Caminaba a
paso veloz por una calle alterna a las grandes avenidas que abundaban en
ciudades como aquellas, se concentro en su meta. Tenía clara dos cosas,
primero, que ella estaba allí y quería que la encontrara, segundo, algo
cambiaria si lo lograba.
Un coche pasó
rápidamente junto a él y lo comparo con el tiempo, cuando estas atento parece
ir más lento, pero cuando necesitas que se detenga parece volar junto a ti.
Repaso
mentalmente sus conclusiones que le parecieron bastante lógicas, no le llamo de
su teléfono particular, quiso indicarle donde estaba, le dio a entender que
estaba en la ciudad, así que ya no necesitaba el código de área, por el
contrario tenía el código de una operadora de telefonía móvil. No podía estar
cerca de él, no conocía la ciudad, no estaría en el lugar donde llegara, si era
un juego no sería tan fácil, tampoco estaría tan lejos, era precavida y no se arriesgaría
a extraviarse, así que habían unos pocos lugares donde podría haber hecho esa llamada.
Miro la
hora una vez más, tenía solo 15 minutos, echo a correr sin estar del todo
seguro de a donde, había marcado mentalmente varios lugares y con el tiempo en
contra necesitaría reducirlos, así que se arriesgo, pensó que no iría muy
lejos.
Avisto su
primer destino en la esquina siguiente,
no sabía si ir de uno en uno por la ruta que llevaba, no tenía tiempo de
pensarlo así que corrió con más fuerzas y paso de largo frente al imponente
centro comercial que se erguía frente a él.
Por un
instante los años sin deporte se le tiraron encima y le reprocharon uno por uno
su mala forma física, se disculpo con cada musculo y con sus torturadas piernas
y acelero una vez más.
Se
acercaba ya a donde deseaba estuviese ella esperando, penetro rápidamente por
una puerta trasera del modesto centro comercial sin prestar mucha atención a
los cambios evidentes, se dispuso a subir las escaleras hacia la planta
superior pero una pareja que bajaba lo detuvo, decidió mirar a su alrededor y
entonces sucedió, la vio, sentada en uno de los pasillos, el tenia razón, la conocía,
sabía que estaría allí, y así era, casi irreal, pero estaba. Sentada con unos
vaqueros y una blusa rojo y negro que resaltaban notablemente su color de piel
y sus atributos.
Sintió
haber tropezado con una mujer de fantasías y de pronto recordó aquel sueño de
la noche pasada, era ella, no la recordaba exactamente así pero era ella,
afrodita hecha humana.
Ella giro
en su posición y el se oculto detrás de un mostrador vertical, no supo
exactamente porque, una vez más los nervios se apoderaron de él.
"¿Porque
me escondo? Yo gane, le gane, LA gane, esta aquí, puedo cumplir mi promesa de
aquel beso apasionado y de impregnarme con su aroma en un abrazo... Es
realmente hermosa" pensó.
Con un
movimiento rápido y decido se mostro de su escondite, entonces, como ha
sucedido con cada cosa que ha pasado desde aquella llamada se sorprendió con lo
que vio. Ella no estaba ahí.
Miro a su
alrededor y se encontró con un reloj en la vitrina de un comercio, le quedaban
solo dos minutos. Empezó a correr otra vez importándole poco que la gente le
creyera loco, y con el sudor corriéndole por la cara ya sabía a dónde iba a ir.
Subió
veloz la escalinata y apretó el paso entre la gente hasta el centro de
llamadas, donde la encontró hablando con el recepcionista, pedía una cabina de teléfonos.
"No puedo permitirlo" y se obligo a articular estas palabras con voz
fuerte y gruesa aunque a penas estaba recuperando el aliento.
-No se la
des
Encontró
como su mirada se topo con un rostro furioso por la negación que el acababa de
hacer, pero ignoro esto al mirar como la expresión de aquella cara angelical se
tornaba en un sorpresa absoluta y se
dibujaba una sonrisa pero no le dio tiempo a decir nada, hablo primero.
-Aun me
quedan como 20 segundos
Es una
historia muy poco casual, y es justo aquí donde debo terminarla, llamaría loco
a cualquiera que me dijera que esto sucedió, si no fuese porque me pasó a mí.
Lo que
paso esa noche quedara entre nosotros dos, sobretodo porque recién mi amada despierta
y debo descubrir lo que me depara el destino… solo puedo saber que será junto a
ella.

