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viernes, 12 de mayo de 2017

Retrato de Navidad: Retrospectiva

Los grandes ojos verdes de Amy se mantenían enfocados en la hoja del cuchillo que apuntaba en su dirección. Las ataduras de sus manos dolían menos, aunque no dejaba ser incomodo estar amarrada con los brazo en la espalda en aquella silla. El dolor había cedido quizás porque su entrenamiento la había condicionado para buscar una salida de aquella situación, pero su inquietud ante la presencia de una persona tan inestable le dificultaba la elaboración de un plan. Pero por mucho, lo que más le incomodaba de todo era pensar que seis años después todavía no pudiesen tener una navidad en paz. ¿Cómo había cambiado todo tan drásticamente? Si apenas el día anterior se presagiaba una recepción de año nuevo tranquila.
La víspera de año nuevo es una fecha llena de encuentros, amigos, fiesta y regalos, y esta no sería la excepción… o eso pensó Steven mientras corría contra el reloj para pasar por Amy al aeropuerto. Ya hacía un año exacto que no la veía y seis desde aquel incidente fatal que cambiaría sus vidas la noche donde, después de una serie de sucesos inesperados, terminó con el fallecimiento de Larry, cuyos recuerdos quedaron calados en sus mentes y corazones.
Este año sería especial ya que se reunirían como lo habían hecho en los anteriores: en casa de Jerry y Rebecca para hacer un justo homenaje al chico de cálida sonrisa y mente perspicaz que tanto extrañaban, a diferencia de que esta vez todos habían confirmado su presencia. Desde aquel fatídico día del funeral del muchacho, nunca habían podido coincidir en el mismo lugar, hasta esta víspera de año nuevo, donde todos habían hecho un paréntesis en sus vidas para asistir a la reunión, desde Amy y Raúl que trabajaban en Seattle, hasta Ruby que se encontraba de Gira por Europa, todos juntos para pasar navidades como la gran familia en la que se convirtieron aquella noche, que pese al cliché de esta frase, habría de tornarse muy literal puesto que esa noche se presenció el compromiso de Jerry y Rebecca, para posteriormente estar felizmente casados y recibir a la bella Lorraine su hija de cinco años James y Danna luego de esa noche tuvieron una relación muy cercana que se transformó, para sorpresa de todos, en matrimonio solo dos años más tarde y ahora están en la dulce espera de la pequeña Rotty; luego estaba Steven, quien después de mucho insistir, dejo ir a Amy a Seattle y se dedicó a cuidar a Rubby en su recuperación con quien mantuvo una relación a distancia por algún tiempo, antes de definir que no podían sostenerla y continuar como los buenos amigos que siempre fueron, posteriormente habrían de intentar un par de relaciones cada una más infructuosa que las anterior, ahora Steven al cual los años no le habían pasado en balde, había fortalecido su cuerpo con una disciplinada rutina de ejercicio, por lo que no le costaba atraer a las mujeres, además de mantener un buen trabajo como administrador de las propiedades de Jack, quien desde que vio sus atenciones hacia Ruby, lo adoptó como un hijo propio.

  – ¡Dios Tev! Aun sigues llegando tarde a todo — dijo Amy con dulzura en su voz.

Steven había llegado justo a tiempo para buscarla, pues había hecho un largo viaje desde Seattle, donde tenía un puesto como parte del equipo de inteligencia de la CIA, que lejos de ser el trabajo de campo lleno de acción que se espera cuando se escucha hablar de estos agentes de la ley, el de Amy era el arduo trabajo de rastrear telecomunicaciones, estos anónimos sin los cuales todo el trabajo de campo y e investigación no sería posible. No le había costado obtener el puesto gracias a que su trabajo era impecable, sin tomar en cuenta que la bien proporcionada rubia solía atraer más de una mirada cuando llegaba a la oficina, lo cual la había hecho merecer uno que otro altercado, sin embargo había logrado tener un par de relaciones amorosas que no resultaron en nada a razón de que el horario y las exigencias de su trabajo no le permitían mantener una relación seria a tiempo completo; pese a eso, su última relación había tenido un misterioso éxito puesto a que se trataba de otro agente que la comprendía ya que se encontraba en la misma situación, y aunque esta relación no podía considerarse algo estable, algo era seguro, el corazón de Amy era recorrido por un extraño jubilo cada que tenía la oportunidad de ver a Steven. Entre ellos es como si el tiempo de hubiera detenido y solo hiciera pausas mientras se encontraban distanciados y en el momento en el cual coincidían volvían a ser aquellos mejores amigos inseparables de siempre.

–Pero Am, si he llegado justo a tiempo — exclamó Steven algo indignado para luego avanzar con brazos extendidos hacia Amy quien se  fundió en un abrazo con él
–Acaso insinúas que yo llegue antes – le dijo Amy quien le dio un golpe juguetón en el brazo.
–Lo siento oficial, olvidé que no le puedo discutir a una agente de la CIA – Dijo Steven con una sonrisa amigable, la misma que aparecía cada vez que estaba con Amy y no se desprendía de su rostro hasta que se despedían. – Bueno es hora que te lleve a casa – Agregó tomando las maletas y poniéndose en marcha.
–Mis papas tienen tanto tiempo que no me ven que temo que literalmente les de un infarto – Dijo Amy con tono que parecía ser medio en broma medio en serio.




–Becca, Steven me acaba de avisar que Amy  ya está en casa de sus padres. Así que creo que solo falta que llegue Raúl y todos estarán aquí mañana en la noche – Informó Jerry levantando la mirada del teléfono celular para ver a su atareada esposa ir de un lado a otro de la casa asegurándose que todo estuviera en orden, ella al pasar junto a Jerry empezó a balbucear una respuesta sobre la cantidad de pavo, que fue cortada por el profundo beso que le propinó su marido mientas la alzaba por la cintura, solo para terminar con un beso en su nariz – Todo estará perfecto porque eres la mejor cocinera de toda la ciudad preciosa – Ella sonrió mientras él la bajaba.
– ¿Drew sigue en casa de Danna? – Dijo Rebeca a su esposo en un tono mas alarmado del que pretendía.
–Si aún esta con ella y Lorraine. Esa niña no se separa de la panza de Danna, sabes que ama jugar con la nueva bebe – Dijo Jerry tan despreocupado como siempre siguiéndola a la cocina.
– ¿Crees que debamos decirle a los chicos lo de la foto? – Preguntó Rebecca deteniéndose en mitad de la cocina. – Me crispa los nervios, quisiera decírselo, sobre todo a Amy, ya que trabaja para la CIA
–No la  tortures, quizás solo sea una mala broma – Dijo Jerry en tono pensativo, aunque incluso él dudaba si decirlo a sus amigos o no. La manera en que habían dejado esa foto en un sobre bajo lo puerta lo mantenía intrigado, más porque en la foto de esa noche en las que se veían Steven, Larry, Amy y Becca la cara de Amy estaba quemada y el sobre estaba firmado solo por una “S” en uno de sus bordes.
–Si solo fue una broma, fue de muy mal gusto – Sentenció Rebecca en un tono algo ansioso y volvió a sus labores.




            Aunque sabía que no debía hacerlo, Curtis trataba de organizar los documentos hasta el momento dispersos sobre el asiento del copiloto mientras conducía a prisa por el centro de la ciudad para no llegar tarde al ayuntamiento. Aquella tarde debió suspender la práctica del equipo de baloncesto del que era entrenador para asistir a una reunión con los representantes del departamento de hacienda.

–Es porque soy negro lo sé. – Refunfuñaba mientras avanzaba por una calle medianamente concurrida. – Si fuese James seguro que no habría problema con mis finanzas.

            Curtis podía no ser el hombre más organizado ni el más diestro en cuestiones matemáticas, pero su atención y habilidad para los negocios hacían que mantener una tienda deportiva fuese pan comido para él solo con un par de empleados.
            El hombre aparto la vista del camino solo un segundo de la carretera para recoger una factura que había caído al piso, y tras volver al camino se encontró con un hombre de pie en medio de la carretera, razón por la cual debió pisar con fuerza el freno para no atropellar al irracional individuo que se mantenía firme en su lugar, con las manos dentro del suéter, la cara gacha oculta por una gorra y la cabeza cubierta por la capucha de su abrigo, ausente del posible arrollamiento del que podía ser víctima. Las llantas hicieron un ruido agudo al derrapar sobre el asfalto lleno de nieve y detenerse a pocos metros del extraño, tras lo cual Curtis no dudó un segundo en salir del vehículo mientras el hombre se apartaba de en medio.

– ¡Imbécil! – Gritó dominado por el miedo y la irritación causada.

            El moreno estaba dispuesto a proferir más insultos en contra de aquel corpulento hombre causante de su impresión, pero unos intensos ojos azules lo observaron desde la oscuridad debajo de la visera y no pudo evitar la sensación de una mirada familiar en ellos. El impacto fue tal que no reaccionó hasta que el hombre se perdió calle abajo y el ruido del claxon de los autos detrás del suyo le hizo volver en sí. Subió a su modesto sedan, puso en marcha el motor y arrancó muy despacio.

–Será posible que… – Se dijo a sí mismo. – Parezco el propio imbécil. Él está preso. – Aquellas palabras lo reconfortaron. – Y yo estoy loco. – Se dijo al notar que hablaba consigo mismo.


            Curtis regresó a su labor de organizar los documentos mientras repasaba mentalmente las palabras que diría al inspector de hacienda sobre como su color de piel afectaba sus negocios gracias a los prejuicios de los entes gubernamentales.



By: Gen Ella Flores

domingo, 23 de abril de 2017

Retrato de Navidad - Sinopsis


       Han pasado diez años desde aquella fatídica Navidad que cambió la vida de un grupo de amigos. La muerte de Larry dejó una huella indeleble en sus corazones y los de la ciudad misma, especialmente para Jerry y Rebecca, que cada año se encargan de organizar un homenaje a su amigo en la víspera de navidad, para recordar y disfrutar con aquellos que aun llevan grabado en la memoria y la piel, aquella noche.

       Los amigos, viajan para el reencuentro año tras año, pero este, augura ser diferente. Imágenes inusuales, mensajes de texto extraños y otros sucesos inesperados le imprimen a la velada un aire cargado de tensión.

       Llevan consigo una carga, una culpa y demonios propios desde aquella noche, pero la sangre sigue fresca en el piso.

       Las cosas no ocurren igual dos veces.


By: Gen Ella Flores y Andrés Montero

domingo, 21 de febrero de 2016

Historia de Navidad: Víspera de Año Nuevo.

     El silencio reinaba en aquel campo santo, todo permaneció en profunda quietud salvo uno que otro sollozo que se hacia notar por encima de las respiraciones del cúmulo de personas que habían ido a dar su último adiós a Larry, por mucho, el personaje más carismático de aquella pequeña ciudad.
     Desde la muchacha que voluntariamente prestaba servicios en la biblioteca pública, pasando por el profesor amargado de Derechos Humanos, hasta el acaudalado empresario nacido en aquel helado lugar, todos estaban presentes en el funeral de Larry. Era incontable la cantidad de personas que habían, incluso un indigente al que Larry solía saludar se hizo presente para ofrecer, en su última morada, una rosa de latón aparentemente hecha por sus propias manos y despedirse del "ricachoncito", como acostumbraba llamarlo cuando el muchacho cruzaba por su esquina.
     En primera fila, en un lugar donde la frase "posición privilegiada" cobraba otro sentido, se hallaban Jane, Louis junto a ella, de lado contrario a él se hallaba Drew, siempre tomada del brazo de Jerry, quien de vez en cuando también daba alguna palmada a Steven, que nunca abandonó a Amy y James que se había vuelto un constante desde que salieron del hospital. Curtis y Raúl como era usual ocupaban un espacio detrás de Jerry, junto a Charlie, y Rebecca que trataba de consolar a la hermana menor de su prometido. Lucy, Miriam y Christopher habian llegado un poco después que sus hijos.
     El cura se acercó y pronunció con parsimonia las palabras que acostumbraba recitar en los funerales, sin embargo, también a él se le notaba un semblante tan afligido como a todos los demás.
-... Dios sea tu camino, y te lleve a la vida eterna. Amén. - La audiencia repitió. - Normalmente acostumbró en este punto, permitir a quienes quieran decir unas palabras, que se acerquen, pero rompiendo el protocolo, quiero ser yo el primero en hablar de Larry. Esta comunidad ha perdido a un fuerte eslabón en su cadena. Larry fue, no solo para mi, sino para todos, el más grande apoyo en momentos de gran tristeza. Su amistad, fidelidad, generosidad y franqueza, lo hicieron por mucho, el muchacho más llamativo que asistió a mi congregación. Quizás muchos no lo sepan, pero a los catorce años, Larry me confesó de manera pública, que no creía en la iglesia católica, que le parecían un grupo de viejos mandones y chochos, pero que en mi confiaba. Y desde entonces sus obras de caridad, aunque conocidas por pocos, han sido evidentes en toda la ciudad. Es algo por lo que debemos dar gracias, por haber tropezado en esta vida, con un ser tan humano y bondadoso. Que su recuerdo sea inmarcesible en cada uno de nosotros, y que la llama del amor que a todos nos regaló, permanezca siempre encendida en nuestros corazones.
     El cura se apartó de su lugar con un gesto que expresaba que el espacio estaba libre para quien quisiera hablar. Mientras se alejaba, secaba las lágrimas que corrían por su mejilla.
     Jerry no tuvo que pensarlo más de un segundo para acercarse. Sacó de su bolsillo cien dolares y arrodillándose, los colocó sobre el ataúd.
-Toma imbécil. Es para el taxi. - Una lágrima resbaló por su mejilla mientras decía aquellas palabras dn voz baja. - Quizás a muchos les parezca ridículo, pero teníamos un trato, si alguna vez, uno de los dos se perdía, le daríamos dinero para el regreso. Te perdiste hermano, y todos aquí necesitamos que vuelvas. - Aquellas palabras hicieron que muchos de los presentes rompieran en llanto. Jerry hizo una pausa. - Lo siento, estoy causando lo contrario de lo que a él le gustaría. Por favor no lloren, Larry odiaba eso. Si estuviese aquí de seguro encontraría la manera de hacer esto algo mas cómodo... Y de seguro preguntaría "¿Que carajos es inmarcesible padre?" - Algunos rieron al comprender la veracidad de aquellas palabras. Al tiempo que los ojos de Jerry se llenaban de lágrimas, le ofreció una sonrisa al cura. Se limpió el rostro y siguió hablando. - Yo no sé  muchas historias de donativos y esas cosas sobre Larry, pero si algo que probablemente ustedes no: Larry despreciaba los funerales. Para él eran deprimentes. - Buscaba en sus bolsillos mientras hablaba. - Incluso una vez me pidio que no permitiera que su funeral fuese tan patético como los demás. Que si... cuando muriese... yo no habia muerto, por favor hiciera como si le estuvieran entregando un premio. - Con su iphone en la mano presionó la pantalla varias veces. - Pues bien, acabas de ganarnos a todos la carrera al otro mundo, idiota.
     Una estridente canción de Rock empezó a sonar desde la bocina del aparato, un grupo ochentero cantaba "We are the champions" mientras Jerry caía de rodillas sin poder controlar mas el llanto. Curtis y Raúl corrieron y lo tomaron de los brazos para ayudar a levantarlo mientras Rebecca abrazaba a Drew que había perdido el control sobre sí misma.
     Amy, se desprendió de sus muletas y las entregó a James, se abrazó a Steven y dejó que algunas lágrimas se hicieran presentes también en su rostro. Steven le devolvió el gesto al tiempo que sus ojos llorosos se esforzaban por controlarse.
     Dos hombres vestidos con overoles se acercaron a la fosa, colocaron dos manijas en las ranuras junto a las cadenas que sostenían la urna y tras la señal que ya reconocían el uno en el rostro del otro empezaron a girarlas. Jerry volvió corriendo liberándose del agarre de Curtis y Raúl, que no pudieron darle alcance antes de que se arrodillara de nuevo junto al lugar de sepultura.
-Por si no lo oiste, Travis lo siente bro. - Susurró. Curtis y Raúl volvieron a tomarlo en sus manos.
     Jerry parecía increíblemente más tranquilo, como si se hubiese librado de un gran peso. Se puso de pie y se sacudió el traje. Sus compañeros le quitaron la manos de encima. Caminó hasta Drew que le abrazó y lo hombres siguieron moviendo las manivelas que no tardaron en hacer bajar el ataúd, lo que desató una nueva oleada de sollozos y gimoteos entre todos los presentes, a Jerry le pareció incluso escuchar a Charlie gritar "Amo".
     Drew parecía haber ido menguando lentamente su crisis, por el contrario de Jane, que siguió llorando sonoramente, sin embargo para Jerry pronto fue evidente que algo no andaba bien, la respiración de Drew se hacía cada vez mas pausada, y, aunque lo atribuyó a la temperatura del lugar, su piel estaba mas fría de lo usual.
-D... D... ¡Drew! - Gritó Jerry.
     Drew se desvaneció en brazos de Jerry que la sostuvo por puro reflejos. Flexionó las rodillas para no dejar caer a su hermana y luego la alzó en sus brazos. Era probable que no hubiese comido absolutamente nada, era lógico que se desmayara. Se retiró con ella decidido a llevarla al hospital para que le prestasen la debida atención médica acompañado por Rebecca.
Cuando el féretro hubo llegado al fondo de la fosa, la inmensa cantidad de gente presente empezó a dispersarse. Por primera vez Steven pudo apreciar cuantos eran, había tanta gente que la fila de vehiculos aparcados salía del cementerio, aún cuando estaban bastante internados en él y era un terreno muy amplio. Amy no se movió de su posición, ni siquiera cuando Lucy, y sus padres, se alejaron del lugar, Steven también permaneció allí, a su lado. Esperaron hasta que todos se alejaron, incluso los que se acercaron para dejar caer una flor en la sepultura de Larry. Cuando quedaron totalmente solos Amy fue la primera en hablar.
-Larry una vez me dijo que estabas enamorado de mi. - A Steven le sorprendió que hablara de aquello justamente en ese momento, pero lo hizo más todavía que su amigo supiese aquello. Él intentaba disimularlo. - Le dije que esperaba a que tu en algún momento decidieras decirmelo. Creo que nunca le di la satisfacción de decirle que fui yo quien habló primero.
-Amy...
-Dejame terminar. - Guardaron silencio. - Rayos, ahora olvide mi discurso. Bueno, Larry, no hablé frente a todos porque no soy buena oradora. No soy tu, príncipe encantador. - Steven recordó que se había ganado el apodo por parte de Amy debido a la obra de cenicienta que protagonizó en la secundaria. - Pero si algo puedo decirte, es gracias. Por salvarme, por darme el valor de hablar con Steven, por apoyarme en todo. Gracias. Ruby también te agradece y te pide disculpas. - Steven aún no se acostumbraba a oír el nombre de Ruby pronunciado por Amy. - ¿Vas a decir algo o que? - Amy ni siquiera habia volteado a verlo.
-No. - Amy ahora si observó a Steven con mirada de reproche. - Él sabe que para mi fue uno de esos hermanos de otra madre. Y que por él habría dado mi propia vida de haber podido. - Guardaron silencio por un momento. Amy miró en derredor.
-Alcanzame las muletas. - Pidió señalando una silla a sus espaldas. Steven lo hizo con premura - Gracias. Steven, tu y yo...
-Ahora no Am. - Steven recordó cuando Amy dijo eso en el pent house de Jerry. Empezaron a caminar despacio.
-Es solo que entiendo porque no te decides. Ella es una gran chica y...
-¡Amy! - Interrumpió Steven. Amy se detuvo y el dió dos pasos mas y quedó frente a ella - ¿Sabias que tus ojos son verdes?
-¿Que? - El desconcierto de Amy fue absoluto.
-Jerry comentó una vez que eras tan despistada que probablemente no sabías que tus ojos eran verdes. De ser así entonces tampoco sabes que quiero ser mas que tu amigo.
-Si, creo recordar que fue en...
-¡Amy! - Volvió a interrumpir Steven. - A veces dudo que entre tu y yo, la de mente ágil seas tu.
-Por supuesto que lo soy, pero aún no escucho ninguna propuesta.
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Tres dias después (Diciembre, 30)

      Era la víspera de año nuevo y Ruby, que ya estaba más recuperada de sus heridas había insistido en salir a comprar un nuevo vestido. Aún no podía viajar en avión, por eso esperarían hasta después de las festividades para volver a casa por lo que ella y sus padre pudieran necesitar para ocupar su nueva propiedad.
     Danna se sentía impaciente por la tranquilidad con que su prima pasaba de una tienda a otra sin la menor preocupación de que el frío pudiese afectar de alguna manera su respiración, o las heridas que aún no terminaban de sanar.
-¡Ruby! - Un hombre a sus espaldas se acercaba rapidamente, pero no se arriesgaría a reabrir las heridas por alguien que no reconocía. El chico tomó las bolsas. - ¿Cuándo vas a entender que tienes que guardar reposo?
-Déjame en paz Steven. ¿Hasta cuando cuidas de mí? - Empezó a caminar de nuevo.
-Hasta que aprendas a cuidarte por ti misma. - Repuso Steven.
-No sé como más decirle que eso no está bien. - Insistió Danna.
-Y yo no sé como más decirles que estoy bien. - Insistio Ruby mirando un aparador. - Bueno, estaré mejor con esos zapatos rojos. ¡Son hermosos! - Steven y Danna se quedaron atónitos con la tranquilidad de Ruby. - Por cierto, ¿Como diste conmigo?
-Yo... - Danna le sonrió a Ruby con culpabilidad.
-¿Recuerdas esa cafeteria? - Preguntó Steven señalando un local del otro lado de la calle para zanjar el tema y librar a Danna de la reprimenda de Ruby.
-Esa es... - Observó la cafetería y luego a Steven. - ¿La del café de navidad?
-Creo que dijiste que era chocolate.
-Chocolate, si. Idiota.
-Creída. - Ambos sonrieron haciendo sentir incómoda a Danna. - ¿Quieres un café?
-Mejor un chocolate.
     Cruzaron la calle y entraron en el local. Danna y Ruby ocuparon una mesa frente al cristal que daba a la calle. Steven fue directamente por un par de chocolates calientes y un Mokaccino, algunas galletas de mantequilla y azúcar para las bebidas. Se sentó y sonrió a alguien a través del cristal, Drew y Jerry caminaban en dirección a ellos.
     Aunque no habían tenido tiempo de compartir mucho últimamente, la forma en que los sucesos de noche buena los habían unido era tal, que para el resto parecían no tener una explicación.
     Drew fue la primera en entrar mientras su hermano sostenía la puerta. Caminaron directamente hacia el trío y todos sonrieron mientras se acercaban. Drew saludó a todos con un beso en la mejilla y se sentó a la mesa. Jerry acercó una silla y la imitó.
-Tienen que venir hoy al Pent House. - Jerry hablaba con entusiasmo.
-Jerry, la última vez que fuimos a tu casa me gané un tiro justo aquí - Ruby señalaba el lugar en su pecho donde la herida de bala cicatrizaba.
-Será distinto.
-Instalamos detectores de metales - Bromeó Drew. Todos rieron. - Mentira, será más tranquilo, queremos hacer un homenaje a Larry. - Se hizo un corto silencio.
-El fué muchas cosas, pero no tranquilo. - Dijo Steven. Todos rieron de nuevo.
-Lleven a sus familias. - Insistio Drew.
-Ademas tenemos noticias. - Jerry miró a Drew
-¿Ahora que Jerry? Ya no le puedes volver a pedir matrimonio a Becca. - Dijo Steven.
-Viene un pequeño Larry en camino. - Jerry había tomado la mano de Drew y no habia dejado de mirarla. La sorpresa dejó a los tres sin habla. - Bueno, Larry o Lorraine.
-Drew tu... - Preguntó Ruby a una Drew muy sonriente sin poder creerlo.
-¿Por qué les extraña tanto? - Preguntó Drew.
-Es que... No lo sé... Es decir... - Steven no encontraba palabras. Drew y Jerry rieron escandalosamente mientras se levantaban.
-No tonto, es Becca. - Aclaró Drew. Todos sonrieron, en verdad habían creído que Drew estaba embarazada.
-De ser así estaría desenterrando a Larry para que se casara con mi hermana. - Jerry siguió riendo. - Los esperaremos.
     Drew y Jerry se fueron tomados de la mano, de no ser tan conocidos, y por el parecido fisico, la gente habría pensado que eran novios.
-Por cierto, ahora que tocamos el tema del amor. - Dijo Ruby aprovechando el momento. - ¿James y tu...? - Le hablaba a Danna.
-Ruby, déjala. Ya nos dirán de su noviazgo cuando estén preparados. - Danna bajó la cabeza y se ruborizó ante aquel comentario.
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-¿Y cuando volverás? - Preguntó Roger con tristeza sentado en la cama de Amy.
-Pronto. No creas que dejaré de molestarte. - Amy no había parado de buscar información en su computadora.
-¿Puedo ir a visitarte?
-No puedes. - La tristeza se acentuó en el rostro del niño. - Tienes que ir a visitarme, ¿Está bien?
     Roger esbozó una sonrisa amplia cuando su hermana hizo la aclaratoria. En ese momento Miriam entraba a la habitación de Amy, seguida de Steven.
-Amy, tienes visita.
-Mama te pedí que por favor... - Empezó a decir mientras se daba vuelta. - Él no es visita, es mas como...
-¿De la familia? - Dijo Steven.
-Iba a decir que una sombra recurrente en esta casa pero si, eso también funciona.
-Tonta. - Sonrió Steven.
-Tonto. - Respondió Amy.
     Esa fue la señal para que, tanto Miriam como Roger, dejaran la habitación para que Steven y Amy pudiesen conversar tranquilamente. Roger cerró la puerta al salir de la alcoba.
-¿Estas segura de esto Am? - Preguntó Steven.
-Muy segura Tev. - La determinación de Amy era inquebrantable.
-A menos que...
-No. Ya lo hablamos. Cuando me recuperé me iré a Seattle. Veremos que pasa cuando vuelva. - Amy había optado por abandonar su sonrisa y su postura erguida transmitía una fuerza y una seguridad que solo en ocasiones especiales le imprimía a sus palabras.
-Hiciste que te propusiera ser mi novia para rechazarme una segunda vez. - Se lamentó Steven. - Lo peor de esta, es que ahora me abandonas.
-No te abandono Tev. - Amy acercó la silla a Steven y lo tomo del rostro con ambas manos. - Tampoco quiero ponerte a prueba, pero si has esperado tanto tiempo para estar conmigo, se que esperarás un poco más. Lo necesito Steven.
-¿Cuando surgió? - Pregunto Steven. Amy soltó su rostro y volvió al ordenador.
-El 23, la aprobación llegó por correo.
-Por eso todo lo que sucedió el 24. Querías una razón para quedarte. - Amy no respondió. - Te la estoy dando Am, por favor.
-Volveré Tev. - Steven sabía que por más que insistiese no lograría convencerla. - Además ahora estas con Ruby.
-Cuidar de Ruby y estar con Ruby son dos cosas distintas. - Steven se dejó caer en la cama con fastidio
-Pero una puede convertirse en la otra. - Steven calló. - Jerry...
-¿Te invitó?
-Si.
-¿Iras?
-No lo sé.
-Nos haría bien salir. Distraernos un poco.
-Serias buen propagandista para Jerry. - Ambos rieron. - ¿Puedes pasar por mi?
-Consiguete un novio.
-Y tu una novia.
-Tu que opinas, ¿Se lo propongo de nuevo? - Steven se sentó de nuevo en la cama.
-¿Pasarás por mí o no? - Amy ni siquiera se dio vuelta, probablemente para que Steven no viese la cara de satisfacción que tenía a causa de su insistencia mientras se debatía si confirmaba o cancelaba el ingreso a un curso de primavera en una universidad de Seattle.
-Sabes que lo haré. - Steven se levantó y observó por la ventana. - Vendré a eso de...
-Las 10 esta bien. - Steven no respondió. Amy volteó y tropezó con una expresión de alarma en el rostro de Steven. - ¿Te sucede algo?
-Creí... Creí ver... - Amy observó por la ventana, pero no observó nada anormal.
-¿Qué Steve? Empiezas a asustarme.
-Nada, la mente me juega trucos. - Dijo Steven meneando la cabeza para calmar a Amy, aunque él mismo no lo creía. Amy volvió su atención a la laptop. - Entonces a las 10. - Amy asintió con la cabeza. - Adiós novia. - Aquella palabra hizo que una sensación de calidez llenara a Amy mientras Steven le daba un beso en la mejilla. - Lo siento. Adiós, Am. - Corrigió.
-Adiós tonto. - Sonrió.
-Te quiero Am. - Le susurró al oido.
-Te quiero Tev. - Murmuró ella.
     Steven se dió media vuelta, salió de la habitación y bajó las escaleras pensando que no podía ser verdad lo que acababa de ver por la ventana del cuarto de Amy. Un musculoso hombre rubio caminaba frente a su casa, mirando justamente hacia su ventana. Tenía que ser una casualidad, no podía ser Scott, él estaba preso. Si, eso había sido. Solo era alguien que se le parecía y su paranoia lo había empujado a imaginarlo.
"-Y en otras noticias, un autobus que traslaba convictos a la prisión estatal, volcó de camino al estado de Washington, dejando un saldo de tres reos muertos, cuatro heridos y dos desaparecidos. Las autoridades... "
     El televisor despertó una nueva preocupación en Steven que no dió credito a lo que escuchaba. Salió de la casa de Amy, y al cerrar la puerta tras él, se obligó a creer que estos dos hechos no estaban relacionados en lo absoluto. Siguió pensando que debía pasar por Amy más tarde, debía convencerla de quedarse. Empezó a caminar de regreso a su casa, considerando que quizás seria buena idea pedirle a Ruby que llevase su pistola, Raúl se la había devuelto y ella era toda una experta, sino pasaba nada... "¿Si no pasaba nada?" Se estaba volviendo más imaginativo de lo que convenía. Todo saldría bien aquella noche. Convencería a Amy de quedarse, la haría su novia y le daria el primer beso del nuevo año.

                                                 FIN

sábado, 20 de febrero de 2016

Historia de Navidad: Resaca.

-Entonces, después de todo tu papá si tiene algo que ver con el gobierno. - Amy se veia bastante animada. Se recuperaba muy bien de la intervención quirúrgica del día anterior.
-¡No el gobierno! - Repuso Curtis exaltado.  - El ejercito Amy. Tenias que verlo, parecían un grupo comando tomando muestras, levantando los cadáveres, interrogándonos. Yo... Bueno, yo no dije, ni hice nada, Raúl le contó todo a su papá y luego nos trajeron.
-¿Y la policía no hará nada? - Insistió Amy sentada en su cama.
-No. - Las respuestas de Raúl eran muy esquivas aunque Curtis no paraba de hablar del tema.
-Supongo que no pueden contradecir al ejercito, fue como de contrainteligencia o algo así. - Concluyó Curtis.
-¿Que explicación darán al respecto? - Preguntó Jerry. - Algo tendrán que decir por los destrozos en la casa Jhonson.
-¿Que destrozos? - Preguntó Raúl
-¡Limpiaron todo J! - Aclaró Curtis. - La sangre de la pared, del piso, el agujero de bala... ¡Hasta cambiaron el cristal!
-¿Y Larry? - La pregunta de Amy apagó los animos de todos. - ¿Travis? ¿Scott simplemente no pagará por eso?
-Scott esta preso por intento de secuestro e intento de asesinato de una persona además de la muerte de otras dos. - Explicó Raúl. - Eso y posesión y consumo de narcoticos.
-¡¿Le plantaron droga?! - Amy estaba escandalizada.
-No Amy. - Raúl fue claro y la inexpresividad de su cara no dejaba lugar a dudas. - Encontraron cocaína en la sangre de Scott y una bolsa con tres gramos en su auto.
     Aquella información hizo que reinara el silencio en la habitación. Por más que Scott actuara con tal irracionalidad, ningundo de ellos creería que consumía algun tipo de estupefacientes. Curtis que tampoco lo sabía se quedó sorprendido y se dejó caer en una silla junto a Jerry. Raúl permanecia de pie y con los brazos cruzados junto a la puerta. Sintieron que todo cuanto sucedía era la peor de las resacas que habían sufrido jamás, levantar el desastre tras una fiesta juvenil, nunca había sido tan doloroso para ninguno de ellos.
     El médico que habia operado la pierna de Amy entró en ese momento con una amplia sonrisa, tras mirar a todos se dirigió a Jerry.
-¿Así que tu eres el falso novio que amenazó a Sibel? - Jerry se avergonzó. - Hay que ser muy valiente niño, esa mujer es de temer. - Rió. - Y tu eres mi hermosa y aguerrida paciente. - Se ubicó del lado izquierdo de la cama de Amy que sonrió ante el halago del médico. - Ya me contaron que te le escapaste al tipo y además que tus amigos son algo asi como tu equipo Swat personal. - Los chicos sonrieron orgullosos y halagados por el nuevo comentario. - ¿Como estás Amy?
-Bien Dr. Ansiosa a decir verdad. - Amy se acomodó en la cama subiendo un poco mas, impulsada por sus manos.
-Imagino que ya quieres irte a casa. - Con un gesto de comprensión le tocó el hombro. - Revisemos esas heridas y si todo marcha bien, podremos llenar el alta y estaras en casa esta misma noche. Por favor oficiales... - Señaló la puerta.
     Los chicos que habían entendido la broma se levantaron y salieron de la habitación con rapidez. Esperaron todos afuera durante los diez minutos que el cirujano tardó en examinar las heridas de Amy, al terminar les anunció en voz alta que podían entrar y así lo hicieron.
-Entonces, debes descansar y cuidar que no se abran de nuevo esas heridas. ¿Dónde están tus padres?
-Papá volvió a casa pero mamá esta en la administración por un papeleo del seguro, creo.
-Entonces iré por el alta y al volver hablaré con ella. - Dijo el Dr mientras caminaba hacia la puerta. - Hasta luego Amy. Oficiales. - Se despidió de los chicos junto a la puerta con un gesto de la cabeza.
-¿Como esta Steven? - Preguntó Amy luego de que el médico se hubo alejado lo suficiente.
-Con un ojo amoratado. - Comentó Curtis. - Creo que por los padres de la chica.
-Ruby. - Aclaró Amy. - Le debo mucho. ¿Ella como está?
-Aun no reacciona. - Respondió Jerry. - Steven se aseguró de que saliste de peligro y fue con ella. Los médicos dicen que se pondrá bien. Pero la herida le lastimó el pulmón y bueno...
-Entiendo. ¿Rebecca?
-Con Drew. - Informó Jerry - Ver el cuerpo de Larry y Travis la afectó más que a nadie.
-Era obvio. - Amy le imprimió a su voz un tono que hizo que los chicos se sintieran unos tontos. Se miraron los unos a otros y luego Jerry dió un paso en dirección a Amy.
-¿De que hablas? - Preguntó.
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     Aquella tarde Jack miraba el horizonte aún con la intranquilidad que le inspiraba la incertidumbre. El pronóstico de los médicos era positivo, la operación habia sido más que un éxito. Extrajeron la bala, repararon la costilla que para suerte de todos no había sufrido mucho daño y lo más difícil fue detener la hemorragia y reparar la lesión en el pulmón, pero los mejores médicos disponibles habían estado en la operación y todo salió bien.
     La nieve cubriéndolo todo le recordó a Jack el frio que debía hacer afuera en la calle. Volteó a su izquierda y miró a Steven sentado observando a Ruby, que permanecía dormida con una mascarilla a través de la cual le administraban oxígeno. No recordó haber visto dormir al muchacho en ningún momento, lo cual mostraba preocupación, quizás más de la debida para un par de muchachos que acaban de conocerce. Recordó el momento al llegar al hospital cuando ese otro chico intentó acercarse a él y Steven se interpuso, encanrándolo para explicarle la situación.

"-Mejor largate antes de que te asesine muchacho. Ya hiciste suficiente para una noche. - Gruño Jack entre dientes en aquel momento a la entrada del hospital.
-Lo siento Sr pero mi amiga y Ruby estan aquí, no me iré hasta saber que ambas estan bien. - La determinación de Steven desesperó a Jack.
-Encárgate de tu amiga. Deja en paz a mi hija. - Replicó acercándose a su rostro
-No hasta saber que esta bien. Lo siento.
-¡Largate! - Gritó Jack en medio del pasillo. Steven guardó silencio, lo que le hizo considerar que había accedido, se dió vuelta.
-No. - La contundencia en la respuesta de Steven obligó a Jack a girar sobre si mismo con agresividad.
     Jack tenía toda la intención de levantar al delgado muchacho del piso y hacerle entender a los gritos que no era necesaria su presencia en aquel lugar, pero la brutalidad y salvajismo del golpe que Jennifer le propinó en el rostro a Steven debió tener el mismo efecto y probablemente fuese más explícito. Steven se levantó pesadamente del suelo, miró a Jennifer a los ojos y repitio: "Lo siento. No."

     Jennifer aún no admitía que el responsable de la agonía que sufría su hija estuviese allí en la misma sala con ellos, sin embargo, Jack no había puesto más objeciones; para él, ese joven se sentía más culpable de lo que probablemente debería, y aunque también le consideraba responsable, dejaría que fuese su hija quien decidiera su permanencia. Al menos con eso convenció a Jennifer, que no había abierto la boca más que para responder negativamente cuando Jack le ofrecía algo de comer.
     Ruby arrugó la expresión en un gesto de dolor, Steven no tardó mas de unos segundos en saltar hacia la cama, Jennifer que tenía la frente pegada al dorso de la mano de su hija desde hacía bastante rato detectó el movimiento y la levantó, primero para ver a Steven y luego a Ruby.
-Ruby... - La voz de Steven sonó mas gruesa de lo usual.
     Jack le escuchó y con solo un paso se acercó a la cama y toco los pies de su hija. Jennifer colocó una mano en el hombro de la muchacha mientras que con la otra, aún sostenia su mano. Ruby abrió los ojos lentamente, pasó de uno a otro reconociendo a los presentes, primero Jennifer, luego Jack y por último Steven.
-Yo... - Dijo sin desviar la mirada de Steven justo antes de que se dibujara una mueca de dolor en su rostro.
-No hables... - Le interrumpió este. - Tienes una costilla rota. Iré por un doctor.
-Mejor vete de una vez. - Insistio Jennifer.
-Ma'...
-Te dije que ella decidiría y creo que ya lo hizo. - Dijo Jack cuando Steven salía de la habitación. - Todo estará bien hija. Es un buen muchacho. - Sonrió.
     Ruby le devolvió la sonrisa justo antes de que Steven entrara de nuevo en la habitación, detras de él, la Dra Sibel entró con paso tranquilo, sonrió a los padres de la muchacha y se acercó a Ruby por su lado izquierdo, el opuesto a Jennifer. Inspeccionó sus signos vitales y luego preguntó.
-¿Como te sientes Ruby? - Ruby asintió para expresar bienestar mientras la doctora descubría la herida un poco mas abajo del hombro para examinarla. - Eso es bueno, tienes una costilla fracturada, y aunque hicimos nuestro mejor esfuerzo dolerá por un par de días. Tu pulmón sigue adaptándose también. Por lo que tendrás que quedarte en el hospital un día mas.
-¿Significa que se va a poner bien? ¿Cuando podremos ir a casa? - Preguntaba Jennifer ansiosa.
-En un par de días tendrá el alta. Todo se ve bien así que si, mejorará rapido, es una mujer fuerte.
-Lo heredó de su madre. - Agregó Jack. - Al muchacho le consta.
     Jennifer sonrió por primera vez desde su llegada al hospital, igual Steven que se limitó a bajar la mirada y la Dra miró al joven.
-¿Seguro no quieres que te examine ese ojo? - Preguntó la médico.
-No, estoy bien.
-Lo siento. - Se disculpó Jennifer.
-No se preocupe. La entiendo. - Respondió Steven.
-Creo que entonces todo está bien por acá. - La Dra movió el cuello de un lado a otro con gesto de cansancio mientras caminaba hacia la salida. - Come algo y descansa Ruby, vendré luego.
-Gracias Doc. - Dijo Jack.
     A Steven le pareció ver sonreír a la médico mientras salía de la habitación, abandonó el espacio que ocupaba para que Jack pudiera estar de pie junto a su hija.
-Creo que es hora de que me vaya. - Señaló Steven. - Volveré para... - No encontraba una buena excusa para volver.
-Te esperaremos. - Jennifer le ahorro el trabajo. Su ira parecía haber menguado.
-Ste... - La voz de Ruby sonaba gruesa y ahogada por la mascarilla.
-Hablaremos luego Ruby, descansa. - Se apresuró a decir antes. - No te sobre esfuerces.
-El muchacho. - Insistió Ruby entre una mueca de dolor.
-Scott esta preso. Asesinato doble, intento de asesinato y secuestro. Pasará un largo rato en...
-No saldrá querrás decir. - Jack habló aun sonriendo a su hija y tomando su mano, sonaba bastante seguro respecto a eso, y a Steven no le cabía la menor duda de que así sería.
-No, no saldrá. - Concordó con Jack. Sin embargo Ruby negó con la cabeza. - ¿Hablas de Larry? - Esta vez Ruby asintió. - Cuando puedas caminar iremos al cementerio. - Ruby abrió la boca y Steven la interrumpió. - Ya habrá tiempo de hablar de todo esto Ruby. Por favor, descansa. Vendré luego.
     Steven sonrió a la familia una última vez antes de darse la vuelta y salir de la habitación. Caminó por los pasillos del hospital sintiendo el cansancio haciéndose notar en cada fibra de su piel. Subió al cuarto piso por las escaleras y entró en una habitación cerca de estas. Miriam le saludó con gran alegría.
-¡Steve! Gracias, gracias, gracias por lo que hiciste por mi hija. - El abrazo de Miriam fue por mucho el más efusivo que había recibido jamás por su parte.
-No, debo disculparme Sra Miriam. Gracias a mi...
-Gracias a ti sigo viva. - Repuso Amy sentada al borde de la cama, mientras Miriam se separaba de Steven y se daba vuelta para ayudarla a levantarse. - Si no fuese por ti y por los demás, quien sabe que hubiese sido de mi.
-Tienes una pierna rota y un balazo en el abdomen. - Steven habló con seriedad.
-Gracias mamá. - Amy ya se encontraba de pie, lista para salir del hospital. - Si pudiese correría hasta ti, pero como no puedo, tendrás que venir hasta mi.
-Amy yo... - Steven se acercó con paso vacilante.
     La fuerza con que Amy abrazó a su amigo fue tal que a Steven le faltó el aire por un segundo, sin embargo la estrechó en sus brazos y hundió el rostro en su cuello respirando solo el aroma de su cabello rubio.
-Lo siento. - Susurró Steven
-Gracias. - respondió Amy.
     Tras un largo rato en el que Miriam decidió ocuparse en guardar en el bolso todo lo necesario, Steven y Amy permanecieron simplemente abrazados en silencio.
-Ahora necesito un favor. - Dijo Amy separándose pero apoyándose en él para mantener el equilibrio debido a que solo contaba con su pierna derecha. Steven le alcanzó las muletas. - Necesito que vayas hasta el séptimo piso y busques al Dr. Harper.
-¿Estas segura que puedes caminar con esta cosa? - Preguntó Steven entregándole las muletas.
-Por eso exactamente necesito al Dr. - Mintió. - Hablamos otro rato o...
     Steven no necesitó más para dar la vuelta y emprender su marcha hasta el séptimo nivel. Habiendo salido Steven de la habitación, Amy se liberó de las muletas casi al momento.
-Alcánzame esa silla de ruedas mamá por favor.
-¿Para que necesitas al Dr.? - Indagó Miriam mientras desplazaba la silla hacía Amy.
-No lo necesito. ¡Dios como odio esto! - Se sentó con esfuerzo. - Y Steven no tardará en darse cuenta, así que vamos, ayúdame que tenemos que ir a un lugar.
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     La enfermera habia cambiado la mascarilla de Ruby por un dispositivo más pequeño, un tubo delgado que se coloca solo en las fosas nasales, lo cual para comodidad de Ruby no molestaba en lo absoluto. Jennifer se veía complacida con la recuperación de su hija y Jack ofrecía cientos de cosas para que comiese aún cuando la dieta del hospital al parecer era restringida. Ruby se sentía más que cómoda por haber podido al menos sentarse en la cama.
     Jennifer habia encendido el televisor de la habitación y sentada junto a la cama de Ruby comía una ensalada que Jack amablemente compró en la cafetería del hospital. El mismo Jack, se habia quedado dormido en un sillon del otro lado de la habitación, donde a fuerzas entraba su cuerpo y sus piernas colgaban fuera del mismo.
-Mama... Mama... Espera. - Ruby volteó hacia la puerta. Una silla de ruedas asomaba por ella, debía ser esa persona quien habló. - Gracias. Con cuidado.
-Eehh, ¿Hola? - Jennifer se levantó dejando la ensalada sobre la mesa junto a la cama y se acercaba a la pareja que entraba en la sala. - ¿Puedo ayudarlas?
-Hola, si. Mi nombre es Amy, ella es mi madre, y quería agradecer a Ruby. - Los ojos esmeralda de Amy se encontraron con la intensa mirada de Ruby que a pesar de estar convaleciente, mantenía su fuerza. Le dedicó una sonrisa sincera que esta le devolvió. - Hola.
     Amy empujó las ruedas de su silla dejando a su madre en la puerta de pie junto a Jennifer, estas se saludaban y presentaban mientras la rubia se acercaba a la cama de hospital.
-Soy Amy. Me contaron todo lo que hiciste anoche. - Extendió su mano hacia la cama de Ruby. - Tenía que agradecerte.
-De nada Amy. - Dijo Ruby reprimiendo un gesto de dolor. - Es un placer conocerte al fin ¿Tu pierna...?
-Estaba rota pero hicieron un buen trabajo con ella. También me dispararon, pero ya estoy bien. - Amy colocó su mano sobre la herida en su abdomen. Estudió a Ruby con detenimiento. - Te vas a poner bien, ¿No?
-Si,  los doctores dicen que podre irme en un par de dias. - Ruby hablaba pausadamente, se notaba que por momentos le costaba respirar. - Lastima presentarnos en estas condiciones.
-Estaré esperandote a la salida. - Amy sonrió mas ampliamente. Ruby tomó su mano, que aún seguía sobre la cama.
     Amy acarició el dorso de la mano de Ruby y esta hizo lo mismo con la rubia. Se observaron fijamente, sintiendo respeto mutuamente, por su carácter y valentía, reconociendose la una a la otra y pensando en Steven, quien no tardó mucho en aparecer en la puerta de la habitación. Ruby fue la primera en notarlo ya que el resto estaba de espaldas, Amy siguió su mirada y ambas sonrieron sin soltar sus manos.
     A Steven aquella escena le pareció sobrecogedora, las dos mujeres por las que más sentía aprecio en aquel momento estaban allí, sonriéndole, tomadas de las manos, hermosas a pesar de todo por lo que habían tenido que pasar. Si tuviese que elegir a alguna de las dos, no encontraría manera posible de inclinar la balanza a favor de ninguna.
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     Jerry bajó de su Avalanche vistiendo un traje negro, la capilla velatoria le oscureció también el semblante. Si alguna vez había pensado en estar allí, no era por uno de sus amigos más cercanos. Rebecca le esperaba junto a la entrada, un traje negro sin pliegues y de cuello alto pero sin mangas delineaba la figura de aquella mujer morena que pronto se convertiría en su esposa. Caminó hasta ella y la saludo con un beso en los labios.
-Los padre de... - No pudo terminar la frase, el nudo en el estómago se lo impidió.
-Ya estan adentro. - Respondió ella entendiendo lo que quería preguntar. - ¿Quieres entrar?
-Esperemos solo un momento. - Desde un lado de la puerta de entrada observó la gran cantidad de gente que llenaba el amplio salón.
-Drew... - Rebecca hizo una pausa. - Deberías dejar que te vea. Tus padres aún no llegan.
     Jerry asintió a la petición de Rebecca. Respiró profundo y se acercó hasta la puerta.

     En el fondo de la sala se hallaba un ataúd color cafe con detalles dorados con el cuerpo de quien hasta la madrugada del dia anterior, fuese su mejor amigo. Cientos de arreglos florales de vivos colores bordeaban el féretro, cuatro pedestales de bronce y plata con grandes velas colocados con precisión delimitaban el espacio del ataúd, sobre esté, una mujer pelirroja ya entrada en años se desvanecía en llanto diciendo al cuerpo inerte lo hermoso que era y que había sido el mejor hijo que una madre podría haber deseado. Era Jane, la madre de Larry, junto a ella un hombre de porte elegante, cabello cano y aspecto fuerte, sostenia el brazo de la dama, su rostro estaba igual de humedecido por el llanto que el de la mujer. Louis, esposo de Jane.
     Jerry no se sintió capaz de interrumpir aquel momento para acercarse a ellos. Sin poder contener las emociones que amenazaban desquebrajar su fortaleza física dejó escapar una lagrima que recorrió su mejilla. Desvió la mirada recorriendo el abarrotado recinto en busca de su hermana. Sus ojos tropezaron con varios conocidos, entre ellos Charlie, el mayordomo de la familia, quien parecia en estado de shock sentado en una silla, muy recto y con expresión ausente. Siguió observando y encontró a Drew sentada de espaldas a él a un par de metros de la urna, tomando las manos de una de sus amigas que Jerry reconoció pero no pudo recordar el nombre.
La chica notó la presencia de Jerry y se lo comunicó a Drew que al intante volteó a comprobarlo, se levantó y corrió hacia su hermano con las manos tapando su boca tratando de controlar el llanto. El vestido de Drew era ajustado en el torso y de mangas largas, con franjas horizontales blancas y negras, pero desde la cintura se extendía una larga falda totalmente negra hasta las rodillas que batía de un lado a otro mientras corría en dirección a Jerry. Se dejó caer en sus brazos y no contuvo el llanto por más tiempo.
Para Jerry fué uno de los momentos mas difíciles, le costó trabajo mantenerse firme para darle apoyo a su hermana, pues él mismo deseaba poder sentirse libre de llorar la muerte de su amigo.
-Jerry... Yo... - El llanto no permitía que Drew se expresara.
-Lo sé. - Dijo Jerry con calma y tono de comprensión cuando entendió lo que ella quería decir. - No habrías encontrado mejor novio que Larry, Drew. Nunca.
     Estas palabras hicieron que Drew rompiera en llanto aún más que antes. Jerry le abrazó con fuerza y se quedaron así por largo rato.

Continuará...

martes, 16 de febrero de 2016

Historia de Navidad: Urgencias.

     James hizo gala de sus reflejos para no permitir que la cabeza de Amy golpeara el suelo, todos estaban consternados por la sangrienta escena de muerte y pena que sucedía en el centro del salón, un silencio abrumador inundó la habitación tras el desgarrador grito que Drew había dejado escapar al ver el cuerpo sin vida de Larry.
     Steven había soltado la beretta y ahora sus ojos desenfocados se habían centrado en los dos cuerpos que yacían del otro lado de la mesa en la cual aún reposaba la laptop de Ruby. Retrocedió un poco cuando recordó que seguía junto a Scott y se incorporó lo suficiente para ver la expresión de Curtis y Jerry.
-Travis... - Murmuró Scott aún tendido en el piso. - Levántate imbécil. Travis. ¡Travis!
     A gatas, Scott se arrastró por el piso, ensuciando su traje con la espesa sangre en parte de Larry, en parte de Travis, mientras aún, entre sollozos,  llamaba a su hermano en voz baja.
     Raúl aprovechó la escena, para recoger el arma, sabía que no debía ser alterado en ninguna medida el lugar de un crimen, pero era riesgoso dejar una pistola al alcance de Scott. Rodeó el cuerpo de Larry y se acercó a Ruby, guardó también su arma, buscó la arteria en su cuello para verificar el pulso, era débil, pero seguía con vida.
     Scott acariciaba la cabellera rubia de Travis mientras le maldecía y reprendía por haber muerto a manos de aquella turista.
-Steven, la chica. - Raúl utilizó la menor cantidad posible de palabras para no alarmar a Scott que parecía concentrado en su monólogo lúgubre. Steven volteó a mirarlo lentamente con la boca semi abierta y los ojos desorbitados.
-Steven. - Repitió Scott sin retirar la mirada de su hermano. - Todo esto es su culpa.
-No Scott, es tuya. - Jerry parecía haber vuelto en sí después de un trance. - Hay tres muertos en este salón por tu culpa.
-Dos. - Corrigió Raúl - La chica sigue viva. Solo esta desmayada.
     Jerry volteó la mirada en esa dirección, retrocedió un par de pasos y Curtis le imitó, acto seguido este se apartó del lugar y Jerry se paró junto a Steven que seguía sin hacer movimiento alguno, de modo que Jerry pudo mirar hacia la puerta. Se asombró con lo que encontró en ella, James rodilla al piso sostenía a Amy, Drew se había llevado las manos a la boca y las piernas parecían temblarle mientras Becca la abrazaba por la espalda, al tiempo que una quinta figura se daba vuelta para salir.
-Pero ustedes...
-¿Y si me ayudas? - Le dijo James y Jerry se apresuró a colocar su oído junto a la nariz de Amy.
-Todavía respira. - Comunicó mientras la alzaba en sus brazos. - ¡Steven!
     Y aquél grito pareció encender una chispa dentro de Scott que se incorporó ipso facto y recogió su arma del suelo junto a Steven y dirigiéndola hacia este empezó a apretar el gatillo antes de que Raúl o Curtis pudieran desviar su brazo. Steven solo podía ver a aquella mole apuntarle con el arma. Se escuchó el martillo percutor de la beretta golpear por encima de los gritos de ira de Scott cuando Raúl  le bajaba el brazo, él ni siquiera se resistió, el arma estaba descargada.
     Scott, llorando sin control, cayó ante Steven, parecía suplicarle entre llantos, totalmente desvalido. Steven se levantó y le dejo en aquella posición, miró a Raúl y este señaló con la mirada el lugar donde estaba Ruby, estaba allí tendida como si se hubiese sentado en una posición muy cómoda, a no ser por la mancha de sangre que se extendía por toda la mitad izquierda de su pecho. La evidente hemorragia puso en alarma a Steven, que dió rápidamente dos pasos hacia ella y la tomo en sus brazos.
-Tenemos que irnos pronto. - Destacó Curtis mientras Steven alzaba a la heroína, sin la cual, probablemente él estaría muerto. - Debemos llevarlas a ambas a un hospital.
     Steven que hasta ese momento no había articulado palabra alguna, se esforzó por mantener el equilibrio con Ruby en sus brazos, cuando recordó la causa de que estuviesen en esa casa. Miró a Curtis en busca de una explicación y este a su vez, a Jerry, al cual Steven no podía observar por la pared, pero que entró en su campo de visión tras dar algunos pasos.
     Steven no podía creer lo que sus ojos veían, una chica rubia con vestido verde colgaba de los brazos de Jerry.
-Creó que tiene la pierna rota. - Señaló James. - Será mejor llevarla en la camioneta de Jerry.
-Yo... - Steven no sabía que hacer, le preocupaba Amy, pero se sentía responsable por Ruby.
-Tu irás con Ruby en tu auto y vamos ya mismo al hospital. - Completó Jerry con firmeza. - Raúl...
-Yo me encargo de todo, ustedes vayan, Curt, quedate conmigo.
     Sin más que decir, Danna corrió a abrir la puerta del auto de la madre de Steven, que en seguida acomodó a Ruby en el haciendo trasero e indicó a su prima que sostuviera su cabeza. Jerry hizo lo mismo con Amy pero a este quien le ayudó con la chica fue James. Rebecca casi tuvo que obligar a Drew a subir a su auto, tras lo cuál encendió el motor y los tres vehículos arrancaron con sentido al hospital, levantando trozos de grava en todas direcciones.
-¿Que demonios pasó? - Preguntó Danna con evidente desespero casi a punto de romper en llanto. - Ruby dijo que...
-No es buen momento. - Le detuvo Steven. - Cuando atiendan a Ruby y Amy te contaré con detalle todo lo sucedido, pero no ahora.
     Se hizo el silencio por el resto del trayecto, la escena se repitió en el auto de Rebecca, donde habían más preguntas que respuestas, no así en la camioneta de Jerry, que iba al frente de la improvisada caravana. Jerry, a manera de repasar los hechos para saber como iban a actuar ahora, había contado cada segundo transcurrido a James, que escucho con calma cuidando de Amy en todo momento, para luego compartir lo que sabía con Jerry.
-Lo primero son las chicas, ya luego veremos si llamamos al maldito ejercito. - Repuso James tras escuchar toda la historia. - Creo que a Amy también le dio un balazo, sangra del vientre.
     Jerry estacionó en el área de emergencia, detrás de él y un segundo mas tarde lo hizo Steven, ayudaron a bajar a la chica correspondiente cada uno, dos enfermeros se acercaron con dos camillas y los muchachos las dejaron descansar en ellas para que el médico y un grupo de enfermeras empezaran a rasgar su ropa mientras las examinaban.
     Una mujer ya entrada en edad se acercó a Steven y le acribilló con una mirada interrogadora.
-Necesito saber que paso, con calma. - Se dirigía a Steve, sin embargo este luchaba por ver sobre ella en direccion a Ruby y Amy. Jerry pensó con mas rapidez, eran dos balas de la misma arma.
-Un idiota le disparó a su auto quizás para robarlas y las hizo estrellarse. - Explicó sin entrar en detalles. - Creo que la de verde tiene la pierna rota.
-¿Son amigos? - Continuó indagando la mujer. - Necesitaremos que llenen un formu...
-Disculpe, ¿Cómo es su nombre? - Jerry empezaba a alterarse
-Soy la Dra Sibel.
-Bien Dra Sibel. - Jerry la miraba a los ojos con una intensidad impropia - Esas dos mujeres que acaban de entrar son nuestras novias, y si ud, por estar de preguntona, en vez de actuar, deja que les pase algo malo, voy a usar todo mi dinero para que pierda su licencia y no pueda trabajar ni siquiera en el rincón mas putrefacto, recóndito e ilegal de África. ¿Entendió bien?
-Están demás las amenazas. Se hacer mi trabajo. - La Dra no pareció intimidarse. - Llenen el formulario en recepción.
-Bien, eso espero. Vamos amigo. - Jerry tomó del brazo a Steven y, tras responder algunas preguntas a una enfermera, se dieron vuelta hacia la puerta.
     James esperaba en la puerta abrazando a Danna que había roto en llanto y se debatía entre llamar a sus tíos o no. Rebecca y Drew llegaron a tiempo de escuchar como Jerry discutía con el personal de la sala de urgencias.
-Les pediré que retiren los vehículos por favor. - Les solicitó amablemente un vigilante cuando pasaron junto a él.
-Esta bien, gracias. - Se limitó a responder Jerry. - Vengan, hablemos en el estacionamiento. Hay muchas cosas por decir.
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-Necesito hacer una llamada. - informó Raúl a Curtis. - Si se mueve, grita. - Dijo señalando a Scott.
     Curtis dió un par de pasos hacia atrás para mantenerse lo suficientemente alejado del alcance de Scott, quien aparentaba ser totalmente inofensivo en aquel estado. Se había sentado con las piernas abiertas junto al cuerpo de Travis y seguía acariciándolo mientras recordaba historias de su infancia. A Curtis le pareció escuchar que culpara a su propio padre por la falta de contacto entre ambos hermanos.
-Este si que esta loco. - Expresó Curtis en voz baja cuando Raúl volvió a la habitación.
-A mi sinceramente me da un poco de lástima. - Raúl parecía sincero. - Parece bastante afectado por cuestiones de su pasado.
-Para mi esta loco. - Replicó Curtis sin desviar la mirada de aquel  rastrojo humano en que se había convertido Scott.
-No entenderías Curt, tu siempre la has tenido fácil - Raúl negaba con la cabeza, de verdad sentía empatía por Scott. Curtis prefirió no responder.
     Siguieron observando en silencio a Scott por largo rato. Hablaba consigo mismo, con su padre y madre, hasta se disculpó en reiteradas oportunidades con Travis por su ausencia.
-¿A quien llamabas por cierto? - Habló por fin Curtis.
-Pedí ayuda. - Se limitó a decir Raúl
-¿Que clase de ayuda?
-Ya veras.
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     Luego de que James, Steven y Jerry transmitieron toda la información respecto a los sucesos de aquella noche, se hizo un silencio en el cual cada quien meditaba respecto al próximo paso a dar.
-Debería llamar a tía Jennifer y tío Jack. - Señaló Danna.
-Esperemos un poco a saber que tan complicada es la situación. - Repuso Jerry. - De ser necesario pagaré los mejores médicos. Solo como emergencia llamaremos a sus padres. - Todos parecieron estar de acuerdo.
-¡Hey chicos! - El mismo vigilante de hacia un rato les hacía señas con una mano para que se acercaran, Jerry y Steven entraron corriendo a la sala de emergencias, donde aguardaba la Dra Sibel.
-La paciente identificada como Amy. - Esperó por una respuesta, Jerry dió un paso al frente antes de que Steven pudiera hacer algo. - Tiene una fractura en la tibia izquierda, en estos momentos la están operando para regresar el hueso a su posición. Además presentaba un herida de bala en el abdomen, del lado izquierdo. Perdió bastante sangre a causa de ella.  - Jerry se cubrió la boca con la mano derecha. - Sin embargó, el proyectil atravesó de un lado a otro y no lesionó ningún órgano importante, logramos contener la hemorragia, se pondrá bien.
-¿Cómo esta Ruby? - Preguntó Steven.
-Con ella la situación es un poco mas complicada. - la expresión de la médico se ensombreció. - La bala se incrustó en el tórax, rompió una costilla y perforó el pulmón izquierdo, la hemorragia es demasiado grande, y el pulmón esta colapsado, ha perdido demasiada sangre y debemos hacerle una nueva transfusión. Tratamos de hacer todo lo que podemos pero...
-Haga lo que tenga que hacer Dra. - Jerry le interrumpió - Sea lo que sea que necesite, díganos. Disculpe por lo de hace rato yo...
-Tranquilo, sucede a menudo. - La Dra parecía mas comprensiva de lo que ambos pensaron. - Debo volver al quirófano, con permiso.
     Jerry conocía demasiado bien a Steven para saber que la inexpresividad de su rostro solo ocultaba la tormenta de emociones que le estrujaban en corazón. Así que le abrazó mientras caminaban a la puerta. No tardaron es ser rodeados por sus amigos, excepto Drew, ella se había quedado sentada en la acera del estacionamiento desde que terminaron las historias.
-¿Que les dijeron? - Preguntó James.
-Amy se pondrá bien. - Resumió Jerry. - Pero...
-¿Pero que? - Insistió Becca.
-Creo que es hora de llamar a tus tíos - Dijo Steven mirando a Danna. Ella buscó su teléfono celular en el abrigo y se disponía a discar los números cuando Steven la detuvo: - No, tu no, yo lo haré.
Continuará...

Historia de Navidad: Revelaciones.

     Aquella mañana parecía que el frío se acentuaba, pero ni siquiera eso podría apaciguar el fuego que Jerry llevaba dentro. Becca había pasado la noche con él, y el tropezar con su cabellera enmarañada al despertar solo reafirmó la idea que ya se había propuesto: aquella noche le pediría que fuese su esposa. 

     El ruido en el salón principal del pent house le indicó que Drew ya había despertado y probablemente habría iniciado con los preparativos para la fiesta. Su hermana solía ser la más adecuada para organizar cualquier cosa, era algo así como una obsesiva del orden, y en más de una ocasión había sabido servirse de ello para mantener en su propia habitación, cada cosa en su lugar.

     Se levantó teniendo especial cuidado de no despertar a la delgada morena que plácidamente descansaba en su cama. Abrió la puerta evitando hacer algún ruido y Becca se removió entre las sabanas cuando escuchó el estruendo del exterior, por lo que Jerry salió y trancó la puerta rápidamente. Debió parpadear un par de veces para adaptarse a la luz, caminó por el salón que ya había sido vaciado por los trabajadores de la agencia de festejos, a los que saludó con un gesto amable mientras caminaba en dirección del bar, tomó su iphone de la barra y se enrrumbó hacia las escaleras cuando una voz interrumpió su concentración.

-Por fin. - Drew bajaba las escaleras con su teléfono en las manos, parecía controlar todo desde allí. Llevaba unos jeans ajustados a sus piernas prominentes, un suéter verde y el cabello recogido en un moño alto - Tanto por hacer y tu dormido. 
-¿Y Anna? - Consultó 
-Primero, no soy tu secretaría, así ni creas que hoy haré todo por ti. - Drew adoptó una actitud dominante. Jerry cerró los ojos y la abrazó con cariño, ella se liberó y continuó hablando - Segundo, ya esta instalada en el hotel, mandé a alguien por ella.
-Gracias hermanita. Necesito un último favor.
-Jerry ya te dije que... 
-Disfruta la fiesta - Le interrumpió. A Drew aquél comentario la tomó por sorpresa por lo cual se quedó en silencio con la boca medio abierta, la cerró y le dedico una sonrisa a Jerry que ya se dirigía escaleras arriba. - Eso y avisame cuando despierte Becca, voy a salir.
-El diamante rosa en la joyería Barrier. - Dijo Drew mientras empezaba a caminar hacia la puerta.
-¿Disculpa? - Jerry se detuvo y volteó a mirar a su hermana.
-Deberías ir a verlo.

     Jerry no tenía ahora duda alguna, su hermana era la persona mas estricta y organizada que conocía; no compartían esa característica, pero ya que conocía los gustos de ella, definitivamente debía ir a ver ese anillo.

     Escrutó su celular hasta dar con el numero de Larry, verificó la hora, ya casi eran las diez de la mañana. Escribió un mensaje de texto pidiéndole un favor a su amigo, luego a través de una conversación grupal recordó a sus allegados que debían estar allí a las diez treinta de la noche, caminó en dirección a un armario, buscó algo de ropa y entró al baño. Debía ir por Anna y luego al centro, contaba con Larry que le aseguró que cumpliría su encargo.

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     Travis había sido siempre un muchacho bastante callado, sin embargo su entrañable compañero Larry siempre estaba allí para llenar el vacío que dejaban sus silencios, siempre había sido buen amigo, protector y fiel confidente, por eso cuando le instó a unirse al equipo de baloncesto no lo pensó demasiado, de todas formas Larry ya formaba parte de él. Quizás era esa la causa de que tras la discusión en su casa, aquella mañana de navidad, había salido presuroso a su encuentro. Pasó antes por el departamento de Raúl para confirmar el encuentro mas tarde en la planta baja del edificio de Jerry, Larry decía tener algo preparado, sin embargo no era ese el motivo de que fuese con tanta premura a verle.

     Larry vivía en una gran casa con aspecto de mansión que tanto a Travis como a Raúl y algunos más que le conocían les resultaba típica de los Johnson, pero la sencillez del muchacho, aunado al cálido trato que recibiría todo aquel que tuviese el agrado de acercarse a él, hacían de Larry uno de los personajes mas carismáticos de toda la ciudad. Todos le conocían, desde el chico del primer que transfirieron de Tenesse a inicios del semestre, hasta el anciano malhumorado de la tienda junto a la universidad, que por más que entregara malas respuestas a Larry, no podía negar su aprecio por él.

     Travis abrió la pesada puerta con una sola mano, y tras atravesar la entrada la cerró del mismo modo y continuó el trayecto a la puerta principal, la cual se abrió casi al instante de que él pisase la madera de la entrada.

-Buen día Sr. Travis. - Saludó el mayordomo de la familia
-Buen día Charlie, ¿Cómo estas? - Extrañamente a Travis le resultaban agradables las conversaciones con Charlie, por eso cuando tenía algo de tiempo en casa de Larry, lo invertía en recrearse con sus historias.
-Muy bien, gracias por preguntar.
-¡Trav! - Larry corría escaleras abajo, vestía un mono deportivo gris, calcetines rojos y no llevaba camisa. - Creí verte entrar y venía a recibirte pero Guillermo se adelanto.
-Charlie. - Le corrigió Travis. - ¿Para qué querías que viniera?
-Gracias John. - Dijo dirigiéndose al mayordomo - Si le llamó por el nombre ya no querrá jugar - susurró en dirección a su amigo.
-Es siempre un placer amo Winston. - respondió Charlie
-¡¿Ves?! - Larry celebraba con emoción - Por fin entiende el juego.

     Corrió tras Charlie, le abrazó por la espalda y dió varios saltos. Mientras Travis se deleitaba con la escena, el mayordomo, que parecía asustado, pedía a Larry que se detuviese, pero la emoción de este no tenía control y saltaba frenético hasta que resbaló y casi cae al suelo, arrastrando consigo a Charlie.

-Ya Larry deja en paz al pobre hombre, vamos, que me ibas a decir algo, ¿no? - Larry hizo caso, súbitamente pareció recordar algo
-Si tienes toda la razón. - Se incorporó aparentemente más calmado - Gracias Roberto. - Le habló al mayordomo.
-Con su permiso amo Larry.
-¡Aaaaaa! - Larry soltó un alarido de frustración. - Pero...
-Vamos Lei, seguirá asustado por lo de hace un momento. Dale un descanso.
-Tienes razón, vayamos a la habitación que hoy será un gran día.

     Travis se limitó a sonreír, Larry siempre estaba haciendo planes y comúnmente incluían chicas totalmente inalcanzables para él aunque a Larry parecían salirle bien las cosas, probablemente por su capacidad de oratoria. Subieron las escaleras en silencio aunque Larry parecía hablar consigo mismo,  probablemente ultimando detalles en su cabeza.

-Así esta la cosa. - Dijo nada mas entrar en su amplia habitación. - Jerry esta comprando el anillo, así que nosotros debemos encargarnos de que Becca...
-Lei, lei, lei... ¿Anillo? - Interrumpió Travis
-Si, el de compromiso. ¿Que pasa Trav? Sigueme... Bueno...
-Es decir que, ¿de verdad lo hará? - Travis debía lucir consternado. Larry abandonó la tarea de buscar algo de ropa en su closet y miró con atención a su amigo sentado en la silla reclinable de espaldas a la computadora, Travis se inclinaba hacia adelante y le miraba directamente con la boca medio abierta, lo cual acentuaba la imagen de chico tonto que a veces ofrecía.
-Si amigo, perderemos a Jerry. Acéptalo. - Tras imprimirle un tono de lamento a sus palabras, Larry, hiperactivo, retomó su tarea. - Como decía, tenemos que evitar que Becca llegue al centro de la ciudad y lo vea en sus labores.
-Viejo, es un poco tarde para eso, ¿no crees? - Larry ya se había acomodado una sudadera roja, retirado el pantalón deportivo y se introducía en unos vaqueros desteñidos cuando se detuvo a causa de las palabras de Travis.
-¿Qué? ¿Por qué? ¿Ya lo vio? - Acribilló a Travis con preguntas sin moverse de su posición.
-Larry, son las 2pm. Si nuestro trabajo era entretener a Becca, ya se nos hizo tarde.
-Bah tranquilo viejo, Becca es perezosa. - Dijo despreocupado. - Seguro a penas esta despertando.
-No creo qué más que tu. - Travis se acomodó en la silla.

     Larry estuvo listo en poco tiempo, tomó las llaves de su auto y algo de dinero de su mesa de escritorio. Observó la biblioteca repleta de libros que tenía en su alcoba con mucha atención. Travis le contempló en silencio, no creía que se debatiese sobre que libro llevar, sabia que Larry era un asiduo lector, aunque nunca nadie le hubiese visto con un libro en público, no por vergüenza, sino que prefería invertir ese tiempo en nutritivas conversaciones con otros, aunque terminaban siendo más informativas de su parte por la manera en la que nunca paraba de hablar; aún así, esperó paciente hasta que él reaccionó como si el suceso nunca hubiese ocurrido. También era típico de él.

-Decías que tenias que contarme algo, ¿no? - señaló de pronto dirigiéndose a Travis. - ¿Importante?
-Penoso. - Aclaró Travis rápidamente
-¿Tu papá?
-Y Scott. - Travis bajó la mirada. Aquel tema no le gustaba, aunque Larry era el único que conocía la historia completa, y por lo tanto, el único con quien podía hablarlo. - Fueron hoy a casa por Navidad, como cada año.
-¿Por qué siguen aceptándolos viejo? - Larry se dejó caer en un sillón de cuero junto a la librera
-Porque es papá - Explicó Travis con desánimo. Tras una pausa agregó: - Supongo... Ya no lo sé.
-¿Tan grave está la cosa?
-Acabamos a los gritos. - La aflicción que demostraba Travis se acentuó. - Odio tener que esconderme. Soy tan hijo suyo como Scott. Que de paso no hace más que humillarme.
-Insisto que deberías cobrarselas
-Es mi hermano Lei. A pesar de todo, lo quiero. Todo es culpa de papá, Scott no solía ser asi. - Una sonrisa se dibujó en su rostro. - Recuerdo que un día, fuimos al parque y un gordo me empujó y me hizo caer en el fango, entonces Scott se acercó, lo tomó del suéter y le estampó el rostro contra el lodo.
-O sea que siempre ha sido un salvaje.
-Protector. - Corrigió Travis. - Papá solía decir que fue esa la causa de que entrara al equipo de fútbol, pero por su buen brazo le convirtieron en mariscal.
-Ya veo. - Larry parecía meditar respecto a las palabras de Travis, y tomando en consideración que eran pocos los momentos en que este decidía expresarse tan abiertamente, lo dejó hablar.
-No sé cuando empezó a cambiar, pero entiendo que fue por papá. Él no era así - Hizo una pausa. - En fin, hoy papá le recalcó a mamá que en su vida, ella era la otra, razón por la cual ni ella ni yo debíamos comentar de nuestro vínculo con él. De nuevo su reputación y todo aquello. - Larry expresó una mueca de asco antes de hablar.
-Por favor... - Relajó el rostro y pensó por un momento. - Entiendo que extrañas a tu hermano, aunque tu padre nunca los haya tenido por iguales, tu conexión con él de niños era muy fuerte, ¿no?
-Si. Debíamos vernos como casuales en el parque, pero nos tratábamos como hermanos.
-¿Y si tratas de acercarte? Como un extraño que intenta platicar con Scott, ¿me explico?
-Estoy casi seguro de que me rechazaría, pero es buena idea, no pierdo nada por intentar. - Sonrió al considerar la idea y Larry le devolvió el gesto. - En fin. Becca, ¿dónde está?
-¡Rayos! Becca.

     Larry parecía haberse olvidado de Rebecca pero al recordar el deber impuesto, saltó de la silla como si tuviese resortes en las piernas y corrieron a encontrarla. 

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     Tras pasar por su prima al hotel, la había llevado a comer algo, más que todo porque el mismo no había probado bocado en todo el día, sin embargo Jerry estaba más que complacido con el transcurrir de las horas, desde que Anna vió el anillo elegido por Drew cayó rendida, asi que no habían invertido mucho tiempo en él, en vez de eso habían elegido un hermoso vestido para Anna, un regalo fantástico para Drew, incluso pararon en una agencia de viajes a preguntar por un par de boletos a Hawai, donde esperaba que fuese la luna de miel si Rebecca le regalaba un si aquella noche. 

     Sabía que su novia estaría molesta, era obvio, el día de su aniversario lo había pasado en cualquier otro lugar que no era con ella, sin embargo contaba con poder convencerla de que no lo había olvidado por medio de la propuesta. 

-¿Estas seguro de esto Jerry? - Preguntó Anna mientras comían un pretzel.
-Totalmente. Becca es... - Jerry sonrió y buscó por un minuto las palabras correctas y habló cuando creyó hallarlas. - Rebecca es la mujer más dulce, atenta, honesta, sincera y hermosa que conozco. Tiene una manera de ayudar a todos si pedir nada a cambio que me deslumbra. Además vió en mi cosas que nadie más vió. Ni siquiera yo. 
-Para empezar te cree guapo. - Bromeó Anna. Ambos sonrieron.
-Solo para empezar Anna. Su carisma y generosidad son incomparables. Es todo lo bueno, pero mejorado.
-Me basta con que te haga feliz Jerry - Dijo Anna observando a su primo a los ojos y acariciando su mejilla con la mano con la que no sostenía el pretzel

     Esa escena fue lo más doloroso que Rebecca hubiese sentido en muchos años, el hombre de quien estaba enamorada, aquel tierno, romántico y desquiciado hombre, la estaba engañando. Desde su auto contempló el momento cuando aquella niña blanca le acariciaba el rostro. Cuando una amiga la llamó para informarle aquello no podía creérselo, tenía que estar equivocada y se lo demostraría a esa arpía envidiosa, pero no, la equivocada, durante mucho tiempo, fue ella al creer que Jerry la amaba.


     Sintió un impulso casi incontrolable de ir hasta donde estaban y armarle un inmenso escándalo que no olvidara jamás, pero esa no era ella, no apoyaría uno más de los espectáculos de Jerry. Así que entre lágrimas, tomó su teléfono celular y llamo a Mónica, su mejor amiga. Aquella se encontraba en su casa, ya tenía donde ir.

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     Por supuesto la tarea de dar con la chica no les fue simple, recorrieron media ciudad en el auto de Larry hasta que por fin dieron con ella. En aquel momento el escarabajo amarillo de Rebecca se estacionaba frente a la casa de Mónica, una de sus mejores amigas.

-Mientras esté allí adentro no dará con J. Estaciona aquí y vigilemos desde afuera hasta que Jerry nos avise. - Larry efectuó la maniobra indicada por Travis. Parecía un buen plan. - Sé que voy a lamentar esto pero... ¿Que hay de ti Larry? ¿Me dirás por fin quién es la chica misteriosa?
-Solo he salido con ella una vez y tu ya...
-¡¿Una?! Como mínimo has ido tres veces al cine con ella, dos fiestas y estoy casi seguro de que la conoces hace más tiempo. - La amplia sonrisa de Travis estaba repleta de sorpresa por el descaro con que Larry habló.
-No sé como expresarlo.  Veras... - Larry parecía ruborizado, lo cual no era común por que siempre buscaba atraer la atención, no como Jerry, pero lo hacía.
-¡Wow! ¿Qué tu que? - Ahora si, el desconcierto de Travis era absoluto. - Mr Locuaz no sabe como decir algo, ¿es así?
-Ya, ya, sin tanto drama. - Larry volvía a ser el de siempre y esto causo que Travis perdiera un poco del asombro que sentía. - En realidad es por ella que no es fácil revelarlo, y antes de que preguntes si, es soltera. - Larry, como era típico, habló antes de que Travis articulara palabra alguna. Esté se limito a alzar los brazos como expresión de que no pretendía decir nada. - Lo cierto es que si, hemos salido un par de veces... Bien, bien, siete u ocho veces. - Corrigió Larry ante la exagerada expresión de duda de Travis. - Y esta chica me encanta. Mas allá de algo físico, es su mente lo que me atrapa. Aunque solo tenga dieciseis años, Drew se ha...
-¡Wow! ¿Quién? - Era oficial, Travis no podía asombrarse más. Incluso sintió un leve mareo ante la información.
-¿Ahora entiendes mis razones para callarlo? - Larry habló con mucha calma.
-Estás muerto - Comentó Travis negando con la cabeza -Definitivamente estas muerto.
-Gracias amigo. - El sarcasmo en la voz de Larry se hizo sentir.
-Es que... ¿En serio? ¿La hermana de Jerry? ¿Drew? - Travis calló para evaluar el rostro de Larry, la preocupación salio a relucir. - Bien, no hay de otra. Yo voy contigo. - Larry observó a su amigo con duda - Cuando le digas que estas saliendo con su hermana. - Explicó - Así te dará tiempo de correr mientras yo lo detengo. - Larry sonrió agradeciendo internamente, pues aunque lo había dicho con tono de broma, sabía que lo haría si se lo pedía. Hubo una pausa.
-Será esta noche. - Dijo Larry mirando fijamente adelante.
-¿Qué cosa? - Preguntó Travis
-Le diré a Jerry de lo mio con Drew esta misma noche. - Larry se veía decidido.
-Definitivamente tienes instintos suicidas, de eso no hay duda. - Respondió sonriente Travis.

     Para Larry había sido tan liberador comentarle de su relación con Drew a Travis que entendió que lo mejor seria hacerlo de una vez con Jerry; quizás había sido un impulso del momento, pero cuando a una persona como él, se le metía una idea en la cabeza, no había manera de sacarla de ella. Travis entendía esto de su amigo, pero sin embargo no se sentía preocupado, confiaba en su capacidad de saber lo que los demás querían escuchar y decir lo correcto, de la manera correcta. Además, quizás Jerry entendería y no lo matara en mitad de la fiesta si no que solo lo golpeara hasta la inconsciencia.

     Esperaron por algunos minutos mientras Jerry llamaba para informar que ya había comprado el anillo y que podían ir a reunirse con él para ultimar detalles, sin embargo, cuando llamó informó que todo estaba listo y que los vería a eso de las diez y media en su casa. Larry llevó a Travis a su casa.

     En aquel momento, Travis se sentía feliz de ser amigo de Larry, como era de esperarse, esta había nacido gracias a aquel muchacho parlanchín que se sentó en clase de inglés junto al callado del salón y empezó a azotarlo con preguntas hasta que logró acercarse como nadie más, llenando ese vacío fraternal de Travis.

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-¿Estas seguro que puedes manejar esto? - Preguntó Larry a Travis mientras esperaban a Jerry para ir a la casa Johnson
-Eso creo. - La duda en aquella voz que sabía descifrar a la perfección le hizo dudar de si Travis estaría bien.
-Dejaré que vengas solo para que veas que esta bien. - Le informó tomándolo por los hombros. - Pero no vas a inmiscuirte en nada amigo, ¿esta bien? De espectador solamente.
-Gracias. - Sabía que si Larry quería imponérselo no lo haría a los puños, y aún así lo conseguiría. - ¿No deberías hablar con tu chica?
-No es el momento. - Larry liberó a Travis de su agarre y miró alrededor. Encontró a Drew sobre las escaleras. - Jerry lo notaría, no es ningún tonto. Entenderá cuando le explique.

     Larry solía ser un hombre muy lógico, no actuaba sin una razón, ni dejaba cosas al azar. Las situaciones que le obligaban a actuar sin razonar bien las cosas le incomodaban, pero las enfrentaba con la cabeza más fría posible. Mientras iban en la camioneta de Jerry trataba de liberar tensiones en medio de bromas y juegos con sus compañeros de equipo, habían sido todos muy unidos desde que se juntaron por cuestiones deportivas, y aunque Travis destacaba por mucho sobre los demás, Raúl tenía que ser el personaje mas fiel de ellos, pues por mucho que se alejara del grupo, parecía tener un radar especial para saber cuando estaban en problemas y llegar a su rescate justamente en esos momentos.

     Raúl era un personaje lleno de misterios y rumores respecto a su pasado, podría deberse a que nadie conocía realmente de donde venía, ni porque su padre venía cada cierto tiempo y no se relacionaba mucho con las personas de los alrededores. Su madre no comentaba nada al respecto y se limitaba a su trabajo como gerente de suministros de una pequeña empresa en el centro de la ciudad.

-No voy a decirles como, pero tengo un arma. - Explicó Raúl mientras mostraba la pistola al subir de nuevo a la camioneta y avanzaban en dirección a la casa Johnson. - Solo sera por precaución, no quiero que nadie salga lastimado, solo no se metan, ¿esta bien?
-¡Sabia que tu papá era un militar! - Dijo Larry casi a los gritos. - ¿Marine?
-Deja de decir bobadas Lei - Y con aquel comentario zanjó la conversación sobre su padre, o al menos así lo creyó, la realidad era que Larry se había topado con la mirada alarmada de Travis.
-Igual, Scott es un imbécil, pero no merece la pena lastimarlo, ¿cierto? - Larry buscaba una respuesta de Raúl que tranquilizara a Travis.
-Yo le metería una bala en un hombro. - Ese comentario de Curtis no ayudaba mucho a los fines de Larry. - De ser yo quien tuviese la pis...
-Pero no la tienes. - Interrumpió Raúl. - Es por eso que las armas nunca son una buena idea. No Larry, nadie saldrá lastimado. No mientras yo tenga la oportunidad de actuar. - Las palabras de Raúl se proyectaron con fuerza y enmudecieron a todos por un rato.
-Si las cosas se salen de control... - Esta vez quien habló fue Jerry. Sus palabras solian ser acertadas. - Por favor, somételo. Dispara a un pie, un hombro, un lugar sin riesgo, ¿está bien? - Raúl guardó silencio, parecía estar de acuerdo. Jerry por su parte, parecía estar seguro de su proceder, tendría algun plan.

     La expresión en el rostro de Travis tranquilizó un poco a Larry,  no dió señales de que aquellas palabras entre Jerry y Raúl lo hubiesen afectado. Continuó el cotilleo hasta que Larry, que cada tanto miraba por el espejo retrovisor con ansiedad, observó un par de luces desplazándose sobre la carretera. Se dijo a sí mismo que el momento se aproximaba, algo estaba por suceder, anunció en voz alta la proximidad del vehículo y al poco tiempo la puerta se abrió.

     Jerry no habia logrado olvidarse de la Glock 9mm en el cinturón de Raúl, prefirió no comentarselo a Steven, quien visiblemente se encontraba más alterado por la desaparición de Amy a manos de Scott. No quería tener que llegar a hacerle daño a nadie, las armas de fuego no eran de su gusto y agrado, y la presencia de dos le hacia temer por la integridad de los presentes en aquella biblioteca.

     Larry pensó rápidamente y le costó encontrar el momento donde todo se había salido de control, no era posible que la casualidad fuese tanta que Scott hubiese elegido precisamente aquél lugar entre tantos.

-¿Tu que?

     Larry no pudo ocultar el asombro que sintió, no por la información sino porque Travis acababa de revelarla, con los ojos abiertos de par en par le fulminaba con la mirada, era ilógico pensar que Ruby se sintiera más tranquila cuando el recién aparecido hermano de Scott también manejaba un arma. Sostuvo la boca abierta como para decir algo pero no pudo articular palabra, le parecía que todo aquello era un sueño y en realidad no estaba sucediendo. No había forma en que todos salieran vivos de allí, y si aquella chica con aspecto de modelo y habilidades de hacker era tan buena como decía ser, Scott y Travis estaban en problemas, no saldrían los dos con vida, y Scott no le importaba, pero Travis más que su amigo, era su hermano.

     Jerry, todavia consternado por lo que acaba de oír, sintió su cabeza dar vueltas, pensó, quizás por última vez en su prometida, su hermana y sus padres, consideró que de la superioridad numérica de la que gozaban los hermanos no saldría nada bueno. Travis no estaba dispuesto a dejar que le hicieran daño a Scott, y este a su vez estaba decidido a matar a Steven y quien sabe a cuantos más. No iba a dejar que eso pasara, si el momento se lo permitía, actuaría. "Lo siento Becca, tal vez no cumpla mi palabra" pensó.

     Larry observó con detenimiento todo lo sucedido, su posición en el centro de las tres armas le permitió apreciarlo con total detalle: Ruby, a su derecha, amenazaba a Scott, que se encontraba de frente encarando a Steven, mientras que Travis, a su izquierda, apuntaba a la chica. Ruby percibió un movimiento en Scott y le disparó justo cuando Steven saltó para atraparlo y no permitir que se alejara demasiado, por lo que se enlazaron en una lucha por la pistola justo en el umbral que permitía el paso hacia la recepción, Travis lo observaba sin dejar de apuntar a Ruby, el arma de Scott fue la segunda en accionarse, dándole a la valiente mujer de lleno en el torso mientras giraba en dirección a Travis, ella por reacción disparó el arma en su contra al tiempo que él repetía el movimiento. El disparo de Ruby alcanzó a Travis primero, perforándole el cuello de un lado a otro y rompiendo después el cristal de la ventana.

      El ardor que sintió recorrerle desde la nariz hasta los pulmones, obligó a Travis a caer de rodillas, apoyándose en el metal que aun sostenía en su mano izquierda contra el piso, soltó el arma y esta cayó con un sonido seco, todo se había quedado en silencio, un cuerpo yacía frente a él. Trato de articular una palabra al cadáver inerte mientras se batía en espasmos incontrolados en busca de oxígeno. A gatas, se acercó y tocó el rostro aún tibio del muchacho. Una lágrima resbaló por su mejilla, empezaba a ahogarse con su propia sangre, pero tenía que acercarse.

     A Jerry, que todavía estaba paralizado por no haberse esperado lo que sucedió, y que aún no podía creerse lo que sus ojos veían, le pareció escuchar decir a Travis tres palabras al cadaver antes de seguir retorciéndose sin poder respirar por el agujero en su garganta.

"-Lo siento, Larry."

Continuará...