-¿Qué hora es mamá? – Preguntó Steven a Lucy desde el pie de la escalera
-Es raro que estés tan ansioso. ¿Qué sucede? - dijo ella deteniéndose en el pasillo
-Nada, solo no quiero hacer esperar a Amy – Mintió Steven, hacía rato que la imaginaba con ese hermoso vestido que él mismo ayudó a elegir, no resistía las ganas de verla desfilar escaleras abajo – Por eso pregunto la hora, cosa que aún no me dices.
-Las 10:30pm – informó ella – ¿A qué hora pasaras a buscarla?
-A las 11:30
-Entonces cálmate, me sorprende que de verdad estés así por Amy
-Es normal. Solo quiero ser puntual - Dijo sin confiar en sus propias palabras
-Eso es lo que me preocupa - Dijo ella emprendiendo de nuevo la marcha hacia su alcoba
Steven consideró que lo mejor sería dejar que pasara el tiempo sin conversar mucho con su madre, Lucy siempre había sido una mujer muy perspicaz y además lo conocía mejor que casi cualquier persona (Amy lo conocía mejor), por lo cual, con solo indagar un poco notaría el cambio hacia Amy. "El cambio", este pensamiento causó que algo se removiera en su interior sin que él pudiese descifrar con claridad de que se trataba; por un lado se sentía entusiasmado por los nuevos acontecimientos respecto a Amy, pero le preocupaba que algo saliese mal y todo acabara en desastre, no quería perderla. Alejó esas ideas de la mente y se dedicó a ver la televisión, en festividades como aquella transmitían programas especiales aunque el prefirió una película de comedia bastante emotiva que ya había visto antes, su humor así lo decidió. Eran las 10:33pm, el teléfono celular en su mano así lo indicaba. Todavía debería esperar 57 minutos más, lo descubrió tras un rápido calculo mental. Su princesa debía estar casi lista. Las ansias lo carcomían.
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Su larga cabellera caía a un lado, lucía tal como lo había planeado, una onda estilo años '80 se elevaba en lo alto y desde allí caía todo hacia el lado izquierdo, curvándose hacia afuera hasta formar pequeños bucles en su parte inferior que era justo a la altura de sus senos, nunca los había considerado pequeños y aquella noche hacían ver el por qué de la confianza que les tenía. Se contemplo en el amplio espejo del pasillo y le guiño un ojo a su reflejo. Disfrutó un momento del vestido que había elegido para aquella ocasión, era perfecto. En la tienda se probó distintos vestidos en muchos modelos y una cantidad incalculable de colores, y aunque no fue su primera elección, en el último momento cambio de opinión, y se alegraba de haberlo hecho. Un corset adornado con fina pedrería, traslucido en tres lugares a la altura del abdomen, terminaba contorneando la figura de sus caderas y desde allí se extendía una falda de suave tela fina hasta sus tobillos, con un corte largo que dejaba al descubierto la pierna izquierda que le daba un toque de sensualidad al traje negro que vestía aquella noche, aunque los tacones, también negros y brillantes gracias al decorado, le daban un toque más de fuerza a su presencia. No llevaba mucho maquillaje, el collar y los pendientes de diamante que su padre obsequió para su fiesta de 15 años le bastaban, pues aunque modestos eran relucientes, y no quería sobrecargar su imagen, sus labios de rojo serian más que suficiente. Si quería impresionar a Steven, esa tenía que ser la mejor manera. Se dió vuelta cuando observó a sus padres salir de su habitación, su padre ya vestía un traje blanco con detalles en negro, se veía tan formal como hacía mucho tiempo no, su madre llevaba un suave y delicado vestido rojo que se sostenía por dos tirantes muy delgados y un maquillaje algo más fuerte para acentuar sus ojos. Platicaban y sonreían cuando ella se acercó.
-Espero que comprendan que si los acompaño será solo un momento. Ya saben que debo ir a otro lugar y de verdad no me gusta compartir con sus amigos ni los de del tío Jason. Son aburridos. - dijo con firmeza. Jack sonrió con orgullo al ver en Ruby la seguridad de sí mismo
-Tranquila hija -Dijo este mientras se avanzaba hacia ella - solo será un rato para presumir de tener la hija mas bella de todo el mundo - dijo abriendo los brazos
-Y la esposa, mas bella que la hija, ¿no? - Dijo Jennifer - Recuerda quien te consiente
-A veces siento que solo me consiente Consuelo - Dijo a Ruby en voz baja. Ella rió.
-¿Qué dijiste? - preguntó Jennifer
-Que es lo que más anhelo mi amor - esto le amplió la sonrisa a Ruby
-Mejor nos vamos antes de que yo decida que tengo el marido mas tonto de Texas - Dijo acercándose a ellos
-¡Cuanto las amo mis chicas hermosas! - dijo abrazándolas
-Y nosotras a ti papá - contestó Ruby
Bajaron en el ascensor y sus puertas se abrieron tras el sonido que lo anunciaba. Se hospedaban en el Gran Hotel Paris, lo que le hacía pensar a Ruby que algo debía relacionar a su propietario con Francia, puesto que estaba muy lejos de esa ciudad. La recepción era un espacio bastante amplio, dividido en tres áreas, a la derecha una barra larga donde se ubicaban los botones y el personal encargado del registro, frente a este justo a la izquierda del camino a la entrada principal unos sillones bastante cómodos que ella tuvo ocasión de disfrutar donde las personas podían esperar mientras llenaban el registro, y detrás de esta zona, el elegante restaurant del hotel, que aunque tenía por nombre una ciudad Francesa, su especialidad era la comida italiana. Le restó importancia a estos detalles que aunque curiosos le resultaron irrelevantes. Salieron luego de que los porteros, uno a cada lado, muy cordialmente abrieron las grandes puertas de cristal. Ella agradeció, su madre igual y se dirigieron a la limusina blanca que ya esperaba en la calle, no sin que ellas dejasen de notar el intenso frío al que aún no se acostumbraban, y Jennifer pensó que le costaría más que a Ruby o su esposo. El cochero abrió las puertas, Jack al soltar el brazo de su esposa e hijas introdujo velozmente la mano en su saco, extrajo un fajo de billetes y entregó uno a cada portero y uno mas al conductor. Todos los billetes eran de 100$
-Es lo minimo por trabajar en navidad muchachos
Ruby se sentía orgullosa de su padre. A muchos le parecía un nuevo rico desconsiderado y creído, y lejos de eso, Jack era del tipo de hombre que pensaba en los demás a veces por sobre sí mismo. Solía explicar que era a causa del hecho de lo mucho que sufrió cuando solo era un agricultor que sudaba su propia comida y las humillaciones que recibió en el camino a lo que hoy es, aún cuando todo ocurrió por un golpe de suerte. Hacían muchos años, mas de los que Ruby podía recordar con nitidez, Jack se había convertido en uno de los hacendados más adinerados de Texas, y aunque siempre quiso ser ganadero, un día, perforando un pozo para un acueducto y mantener las plantas de sus sembradios, se topó por casualidad con petróleo y es allí donde empezó a crecer su pequeño terrero que ahora se extendía hasta mas allá de donde alcanzaba la vista, con ganado, caballos de los más finos y una propiedad donde quien quiera que los visitara pasaba un tiempo de calidad disfrutando de todas las comodidades.
-Lo siento chicas, hay que ser considerado. Ustedes saben - dijo subiendo a la limusina donde ya esperaban su esposa e hija
-Tranquilo papá. Entendemos perfectamente
Hubo una pausa donde a Ruby le dio tiempo de verificar su teléfono.
-Y... ¿Que con Steven? - Preguntó Jennifer
-Nada, solo me invitó a una fiesta - Respondió Ruby disimulando su interés. Aunque era algún mensaje de él lo que buscaba en su teléfono
-Ese chico me cae bien - Comentó Jack y Ruby le sonrió - Es muy decente. Pero debes tener cuidado, a veces los psicópatas se ven bien
-¡Jack! - Dijo Jennifer - A mi también me agrada. Confiamos en ti, y en que tendrás cuidado
-Gracias mamá
-Aun así porque no llevas un spray de pimienta... O un teaser - Sugirió Jack
-¡Papa!
-¡Jack! - Jennifer y Ruby gritaron al mismo tiempo
-¡Bien! Pero si te pasa algo se muere - Dijo Jack con fuerza - Y yo también - Habló esta vez con ternura
-Te amo papá
-Te amamos grandulón
-Y yo las amo a uds princesas - Jack se inclinó para abrazarlas
Tras ese momento emotivo que solían abundar entre la familia, Ruby volvió a verificar la hora en su celular, más por alguna señal de Steven que por la hora misma. Le dio su numero en el club y aún no le escribía, ¿estaría ocupado? Si, eso era lo más seguro. 10:52pm ya casi no faltaba nada para encontrarse con ese chico de ojos azules en el que no dejaba de pensar.
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Roger corría escaleras abajo con una expresión de furia contenida en su rostro cuando gritó con su estridente voz infantil.
-¡Maaaamááááááá! Dile que me deje entrar al baño - Tomó a Miriam del vestido y dijo en un tono de voz mas normal - Tengo que dormir o Santa no vendrá y no me dará regalos, ¿cierto?
Miriam estaba en la cocina terminando de organizar los aperitivos en una bandeja. Aquel día lucia un vestido a flores cuyo estampado no distaba mucho de los que usaba a diario, sin embargo era notablemente mas corto, no tenía mangas y un escote de cuello en V, que junto con el maquillaba que acentuaba sus ojos verdes y la joyería le daban un toque elegante, aunque ella lo atribuía a los zapatos de tacón bajo y color café que insistió en llevar aquella noche, Amy los había objetado pero su defensa estuvo basada en que le permitió hacerle el peinado.
-¿Amy sigue en el baño?
-Si, y no dejá que entre - informó Roger
-Espera un momento hijo. ¡Chris!
-¡Dime! - Grito Christopher desde la sala
El padre de Amy y Roger era un hombre bastante activo, aunque en labores del hogar solía ser un poco ignorante, o al menos esa era su excusa para no ayudar a su esposa más que en labores de reparación. Alto, delgado, cabello castaño, con un bronceado que señalaba el poco contacto que tenia con el sol. Su trabajo como Administrador de una empresa de importación y exportación lo mantenía esencialmente en la oficina, debido a que sus subalternos era de su entera confianza y trabajaba con ellos hace muchos años sin ningún percance.
-Ven por los bocadillos por favor. Voy a ver a Amy - Dijo Miriam y sin recibir respuesta camino hasta el baño de la planta alta con su hijo tomando su mano - Amy, ¿estas bien?
-Si mamá. No te preocupes - dijo Amy al otro lado de la puerta.
-¿Que sucede hija?
-Estoy nerviosa por la fiesta. No es nada.
-Tranquila querida, Steve estará contigo, y en todo caso si no te sientes bien de seguro no tendrá problema en quedarse aquí. Es más, seguro insistirá.
Esa frase fue más que suficiente para que Amy abriera la puerta y Roger entrara a toda velocidad antes de que ella cambiara de opinión y volviera adentro. Al escucharla decir aquellas palabras pensó que su madre tenía razón y no era lo que quería. Aquella noche sería realmente especial. Necesitaba tiempo a solas con Steven.
-Tienes razón mamá. No hay de que preocuparse
-¿Qué te tiene tan nerviosa hija? - pregunto Miriam rodeándola con su brazo de manera protectora
-Seré sincera mamá - Amy respiró profundo y midió sus palabras - Hay un chico que me gusta. Es eso.
-¡Ay hija! - Miriam sonrió - Eres una mujer hermosa, conquistarlo no será problema - tras decir esto endureció el semblante - Ahora, debes protegerte de que jueguen contigo. Los chicos solo quieren llevarte a la cama. Tu padre y yo...
-¿Entiendes ahora por qué no te comentaba nada? Ya me sé esas historias sobre papá. Por eso estoy así. - estas palabras hicieron ceder a Miriam
-Tranquila querida. Estoy seguro que Steven te cuidara en todo momento
-¿Qué?
-El siempre ha cuidado de ti - prosiguió Miriam - Todos sabemos que le gustas, por eso no permitiría que te hicieran daño
Estas palabras no fueron especialmente reconfortantes para Amy.
-Estoy listo para ir a la cama mami - dijo Roger al salir del baño
-Entonces vamos antes de que papá Noél se pase por alto esta casa porque el niño sigue despierto
-¿Qué hora es mamá? - preguntó Amy
-Once y diez - respondió Miriam tras verificar el reloj en su muñeca -Tranquila Amy, todo estará bien - Al decir esto último se dio vuelta y dirigió con Roger a la habitación de este
Amy alcanzo a escuchar un murmullo mientras, posiblemente, Miriam le narraba una historia de navidad para antes de dormir a Roger. Entró en su recamara y observó por la ventana sin abrirla, el cristal estaba levemente empañado por el frío que hacía. Las luces de un auto se deslizaron por la calle y sintió el corazón darle un vuelco al pensar que Steven ya estaba allí, sin embargo el coche siguió de largo y la emoción se volvió leve decepción.
-Ya Amy, no seas tonta - se reprochó a sí misma - Estas hermosa. Así que cálmate por amor a cristo.
Comprobó que con respecto a su apariencia todo estaba en orden, ya que evidentemente algo con sus emociones no lo estaba. Amy optó por un vestido verde turquesa que combinaba perfecto con sus ojos esmeralda, al menos en opinión de Steven; largo, de fina seda, le cubría el cuello cruzándose delante en el pecho, dejando un espacio entre sus senos que se hacían notar a través del escote, llegaban a un cinturón dorado y se hacía tachonado, descendía con delicadeza hasta los tobillos dejando ver a traves de una abertura la pierna derecha de Amy, la cual calzaba unos tacones beige que remataban de forma perfecta la indumentaria. Además, su muñeca izquierda iba adornada por tres finas pulseras de oro, su cabello totalmente liso caía a ambos lados y también detrás de forma pareja hasta la cintura, y junto con su maquillaje bastante claro que se enfocaba en resaltar levemente los pómulos (ya que sus ojos destacaban por mucho), le parecieron lo más propició para la ocasión. De forma curiosa Jerry había insistido en que todos asistieran vestidos de manera muy elegante a su fiesta. Su fundamento para esta exigencia era que ya todos eran adultos y debían empezar a comportarse como tal, aunque quienes le conocían sabían que era la persona más inmadura e infantil de todas, así que alguna razón debía tener para hacer aquella petición, lo mejor sería seguirle el juego y ver a donde iba a parar aquello.
El timbre de la puerta sonó y Amy sintió su corazón detenerse una vez más. Esperó un momento por una señal de quien había llegado. El timbre retumbó una segunda vez con su dos tonos típicos.
-¡Alguien abra ya la puerta cielo santo! Dios - Gritó, y nuevamente esperó la respuesta
-¡Amy es para ti! - indicó Christopher al cabo de unos segundos
Amy sintió como algo se agitaba en su pecho sin control, trató de dominarse a si misma, se dió la vuelta, tomó el bolso de mano que estaba encima de su cama, era un pequeño monedero dorado brillante que hacia juego con el cinturón. Caminó hacia la puerta y salió al pasillo, llegó al borde de la escalera y se detuvo a mirar al hombre que la esperaba en su puerta.
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Steven ya no resistía la ansiedad de la espera. Se detuvo una vez más a verificar que su corbata no estuviese torcida frente al espejo que se hallaba a un lado del arco que daba a la cocina.
-Si sigues haciendo eso dañarás no solo el nudo, sino la corbata, camisa y traje - dijo Lucy bajando las escaleras. Luego miró por el cristal junto a la puerta - ya vinieron por mi. Puedes usar el auto. Solo...
-Lo sé mamá. Tendré cuidado. No te preocupes - se adelantó a decir
-Esta bien. Vuelvo a eso de las tres. Te amo hijo. Feliz navidad - Le deseó Lucy abrazándolo
-También te amo. Feliz navidad.
A penas salir Lucy por la puerta Steven entró a la cocina y tomó su tercer bombom de chocolate de la noche, retiró la envoltura a toda prisa y lo comió. Alcanzó el teléfono celular que estaba sobre el mesón de mármol pulido y verificó los mensajes. Había uno de su gran amigo James que decía:
"Ya se lo que hará Jerry hoy. Amy y tu deben llegar rápido para que les cuente. Ni tu te lo creerás"
James no era un amigo particularmente cercano de Steven, era ese típico chico amigo de todos, solía ser muy sociable, era un poco mas bajo que Steven, bronceado, cabello rubio, ojos café y deportista, aunque se le daban bien muchos deportes lo suyo era el basket ball, incluso formaba parte del equipo de baloncesto de la universidad. Se disponía a responder cuando se fijo en la hora, once veinticinco. Ignorando cualquier alerta del teléfono lo guardó en el bolsillo del pantalón y corrió a la puerta de entrada, tomó las llaves del Civic y se disponía a salir, volvió a verse en el espejo una última vez, verificó su peinado y al comprobar que estaba bien, emprendió el camino a la cochera.
Aquella noche vestía totalmente de negro, lo cual en su opinión era más elegante que cualquier traje clásico. Lo único que emitía un color distinto eran los bordes del traje ya que brillaban por el tipo de tela que era distinta al resto; y el reloj que llevaba en su mano pues tenía detalles en blanco. Vestido así parecía más blanco aún de lo que ya era. Se sentía bien con su vestimenta y esto le daba seguridad.
Condujo despacio hasta la casa de Amy, aparcó detrás de un Mustang del 2000 que estaba estacionado allí, él conocía el coche, era el de Scott, un joven que salió hacía unos años con Amy y se había obsesionado con ella. Era alto, rubio, con cuerpo de gimnasio, mariscal del equipo de futbol y el chico mas imbécil de la ciudad en opinión de Steven. ¿Que podía hacer Scott allí?. Bajó del vehiculo y caminó hacia la entrada. Scott caminaba en su dirección.
-Habla con ella Steve, o su chico pagará las consecuencias.
Esta actitud no le extrañaba a Steven, ya se había acostumbrado a las amenazas de Scott, y ahora, si era a él a quien le tocara enfrentarlo, lo haría con placer.
Llegó a la puerta justo antes de que se cerrara y saludó al padre de Amy.
-Buenas noches Sr. - Dijo a Christopher que no había reparado en él y estaba a punto de cerrar la puerta
-¡Hey! Mi amigo Steven. Pasa, pasa, disculpa pero no te habia visto. - abrió la puerta para que Steven entrara -¡Amy! - Gritó hacia las escaleras
Steven sabia que Amy era hermosa, y esperaba encontrar la delicadeza de una rosa bajando con la suavidad de una pluma. Sin embargo no fue lo que apreció cuando vio a Amy.
-Cuantas veces tengo que rechazarte para que ent... -Dijo Amy fúrica - ¡Ay! Lo siento. Creí... -Trató de disculparse Amy
-Sé exactamente lo que creíste. No importa - le sonrió y ella le devolvió la sonrisa y por un momento no hicieron más que mirarse el uno al otro
Miriam apareció detrás de Amy con una expresión poco agradable y le indicó a Amy que bajara la voz, aunque esta a penas y se fijó en su presencia.
-Voy por mi bolso - Dijo Amy
Steven respondió con un gesto de la cabeza sin dejar de sonreír y la siguió con la mirada hasta que entró en su cuarto. Miriam bajó las escaleras en silencio y al llegar al pie de esta sonrió mas ampliamente al ver la expresión de Steven mientras veía a su hija, él lo notó y trató de disimularlo.
-Feliz Navidad - Dijo pasando la mirada de Miriam a Christopher
-Feliz Navidad - contestó Miriam aún sonriendo mientras se colocaba junto a su esposo, quien solamente sonrió
Amy apareció de nuevo en el pasillo y Steven no resistió el impulso de voltear a mirarla. Amy bajo las escaleras con gracia y delicadeza mientras él la observaba y aguardaba al pie de la escalera para extenderle su mano al llegar al final.
-Adiós mamá. Adiós papá. -Dijo Amy
-Adios. - Respondió Christopher
-Tengan cuidado - Agregó Miriam
-Lo tendremos - Dijo Steven mientras caminaban al auto tomados de la mano
Hacían bonita pareja, siempre se lo habían dicho y ahora ellos también lo creían. Christopher y Miriam habían salido de la casa detrás de ellos.
-Esa es la mirada de un hombre enamorado - Dijo Christopher
-Y la de una mujer enamorada. Es lo que mas me sorprende. - Señaló Miriam.
La expresión de Christopher cambió con ese comentario, pero pronto volvió a sonreír y continuo mirando como Steven abría la puerta del auto para que Amy subiera a bordo. Dió la vuelta tras cerrar la puerta y ocupó el lugar del chofer. Encendió el motor y arrancó lentamente.
No tardaron mucho en llegar al edificio donde se hallaba el pent house de los padres de Jerry. Amy estaba a punto de bajar del auto cuando Steven la detuvo.
-Espera. Tengo que darte tu regalo de navidad - Dijo despacio
Introdujo la mano dentro de su chaqueta y sacó una caja rectangular y alargada de color azul y cubierta con un material aterciopelado. Amy la abrió y descubrió una pulsera de oro con una grabado, en letra cursiva bastante trabajada decía Amy. Considero que habían pasado tanto tiempo juntos que incluso sus ideas de regalo, tenían una similitud. Steven esperó a que examinara bien el detalle antes de decir algo. Al dorso de la pulsera ella descubrió otra inscripción con letra mas pequeña pero legible: "Te quiero. Nunca me olvides. Tuyo, S"
-Sabes que nunca te olvidaría - Dijo sin desviar la mirada del regalo
-Feliz Navidad Am - Dijo él colocando un brazo en su espalda
-Feliz Navidad Tev - Dijo ella alzando el rostro hacia él
Steven sabía que era momento de hacer lo que hacía tanto planeaba en su casa. Con su mano, en un solo movimiento quitó el cabello del rostro de Amy y la posó en la parte de atrás de su cuello, se acercó muy despacio mientras él cerraba los ojos, al tiempo que ella hacia lo mismo y...
-¡Hey! Vengan ¿que hacen? - James golpeo la ventanilla de Steven causando que tanto él como Amy se sobresaltaran
-Eehh... en seguida vamos. - dijo rascándose en la cien justo antes de voltear a ver a Amy que parecía avergonzada pues se cubría el rostro
-Apresurense. Tengo que contarles - y tras este comentario James se alejó del auto en dirección a la entrada del edificio. Vestía un típico traje negro, camisa blanca, corbata de corte recto negro. Optó por lo clásico, evidentemente.
-Imbécil - Steven no pudo reprimirlo
Amy en silencio guardo la pulsera dentro del estuche y este dentro de su bolso.
-La usaré desde mañana - dijo sonriendo
Steven estuvo de acuerdo. Quizás su sentido de la moda no fuese perfecto pero sabía que no combinaba con la vestimenta de Amy. Bajó del coche y rápidamente dió la vuelta para abrirle la puerta a Amy, caminaron hasta la entrada del edificio sin detenerse, pues aunque Amy estaba acostumbrada al frío de la ciudad donde creció, no le era tan agradable como a Steven.
-¿Puedes decirnos que demonios pasa James? - Dijo Amy irritada. A Steven le agradó que a ella también le hubiese alterado la interrupción
-Jerry le pedirá matrimonio a Rebecca. - Informó este
-¿Que Jerry qué? - dijo Steven sorprendido - Ahora si se volvió totalmente loco
-No, por fin hace algo lógico - Dijo Amy - Desde que está con ella es un hombre mejor, ¿no creen?
-Tu también estás loca - le acusó James.
Sin embargo Steven no podía dejar de mirarla con admiración, pues tenía razón. Desde que Jerry estaba saliendo con Becca se comportaba con más cordura. Sonrió mientras se sentía feliz de poder disfrutar de la compañía de Amy. Aunque le hubiese gustado estar algo más de tiempo a solas con ella; ya estaban en el ascensor vía al pent house. No aportó mucho a la conversación que se desarrollaba, la cual se basó principalmente en Amy explicando a James que era un idiota y que la razón de que siguiera solo era que no veía lo importante de apoyarse uno al otro en una pareja.
Así transcurrió poco más de una hora en la que la música, el cotilleo y los tragos iban y venían en medio de conversaciones simple pero importantes, puesto que daban a Amy y Steven la oportunidad de acercarse el uno al otro. Paso el rato hasta que la hermana menor de Jerry corrió hasta Amy y gritó:
-¡Lo esta haciendo, lo esta haciendo! - y ambas saltaron y gritaron tomadas de las manos
La hermana de Jerry tenia 16 años, era morena, de contextura mediana, gruesas piernas que a Steven le parecían muy trabajadas en un gimnasio aunque nunca había sabido que fuese a ninguno, esto le daba al mismo tiempo la impresión de tener caderas anchas, sin embargo no de esas que lucen mal, sino de las que caracterizan a las latinas, y aunque Drew no lo era, su madre si.
-Hola novio - una voz se alzó por encima de las demás y llegó a oídos de Steven. La reconocía, y lo que decía le dejó sin habla - Por fin te encuentro
Steven pensó que su rostro debía reflejar el vacío que sentía en el pecho pues Amy lo vió con una mezcla de extrañeza y preocupación en su cara. Steven volteó y solo alcanzó a ver unos labios rojos justo antes de que su visión fuese cubierta por una sombra castaña. Ruby lo besó en los labios con una fuerza que solo una tempestad podría tener. "Diablos, ¿que hiciste?", fue lo único que pasó por su mente. Se liberó del abrazo de Ruby y la vió a los ojos, se hundió por un segundo en esos profundos ojos café.
-Ru... Ruby. ¡Viniste! - alcanzó a articular
-Claro Steve, me invitaste, ¿como iba a faltar? - Dijo Ruby sonriendo
-¿Me llamaste novio o solo fue mi imaginación? - dijo y en seguida volteo para buscar a Amy, pero esta ya no estaba.
-Oops, me deje llevar - Dijo previo a soltar una carcajada
-¿Viniste sola? - consultó mientras aún miraba en derredor buscando a Amy
-No, vine con mi prima. Te presento a... ¿A quien buscas?
-A mi...
-Tienes novia, ¿verdad? - dijo Ruby cambiando su expresión - ¡ay no! Que idiota soy.
-No, no. No es mi novia - Dijo tratando de calmar a Ruby, y aunque en realidad no lo era, en esa momento hubiese querido que si- Es mi...
-Viejo necesito tu ayuda - James lo tomaba por el hombro y esta vez si agradeció la interrupción de su amigo
-Disculpa un segundo por favor - se excusó con Ruby - ¿Qué sucede? - preguntó dirigiéndose a James
-Nada va bien, Becca rechazo a Jerry y Amy lloraba, vía la azotea creo. - James se veía bastante preocupado, solía ser así con todos.
-Becca tendrá quien se encargue de ella, yo voy por Amy - dijo Steve a James - Tu quédate con ellas por favor. Ruby el es James, James ellas son Ruby y su prima. Lo siento Ruby, vuelvo en un segundo -y sin esperar la respuesta empezó a caminar
Steven sabía perfectamente donde quedaban las escaleras a la azotea, muchas noches de tragos y otras locuras él, Jerry, James y algún otro amigo habían ido a dar allí. Caminaba a paso veloz y sin prestar atención a nada, zigzagueando entre la gente cuando se detuvo la música y una voz femenina se escuchó por el altavoz.
-Disculpen que interrumpa la fiesta de esta manera pero tengo que acusar a un imbécil traidor a quien le ofrecí mis sentimientos y me pago con mentiras
La curiosidad le hizo voltear a la tarima y entre la gente, aunque no pudo distinguir bien, vió, de pie por sobre los demás, un vestido verde y una melena rubia. Esa no podía ser Amy.
"Dios no permitas que sea Amy" pensó antes de intentar acercarse.
Continuara...
Que le sucede a Ruby? No, esto no debio ser asi; pobre Amy. No </3
ResponderEliminarAnsiosa, esperando el siguiente...
Jajaja calma pueblo calma... Espera al siguiente y entenderas.
Eliminarexijo saber que paso
ResponderEliminarPublicada la respuesta para ambas señoritas. Aunque no se si encuentren satisfaccion en la siguiente.
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