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domingo, 31 de enero de 2016

Historia de Navidad: Frustración

-Detente por favor – susurró alguien junto a la chica que habló un segundo antes

   Era la voz de una mujer a través de los altavoces. Al haberse detenido la música, todos centraron su atención en las figuras que ocupaban el escenario delante del Dj. En principio nadie le dió importancia al barullo, pero ahora sin otro asunto en que fijar su atención, no había nada más que distrajera a la gran cantidad de personas que ocupaban el salón, entre ellos Steven que se acercaba con paso indeciso para observar más de cerca.

-¡Déjame en paz! Tú no sabes lo que se siente que te engañen de esa manera – Dijo arrebatándole el micrófono de la mano. Sus voces eran murmullos a penas entendibles a través del sistema de sonido
-Créeme que te entiendo mejor de lo que crees – dijo con suavidad pero sin moverse de su posición – Solo que esta no es la manera – afirmó tomándola por los hombros para conducirla hacia un lado – Tomaste demasiado.
-Déjame en paz Amanda – Dijo liberándose del abrazo
-Primero, no vuelvas a llamarme así – Dijo Amy con brusquedad y firmeza. Odiaba su nombre. En su rostro no había rastros del llanto que James había mencionado – Ahora bajemos Rebecca. Estas haciendo el ridículo
-No Amy, ese imbécil paso todo el día ¡DE NUESTRO ANIVERSARIO! con otra – esta vez Rebecca habló a través del micrófono al tiempo que señalaba a Jerry. Su vestido plateado y negro saltaba al compás de sus movimientos poco coordinados

     Fue un momento incomodo donde era inevitable que la concurrencia no se girara en su posición para observar a Jerry, un muchacho alto, de cabello castaño, ojos café, de piel un poco más oscura que Steven pero sin llegar a ser moreno, tenía un traje azul brillante que compaginaba, en opinión de Amy con su ímpetu de ser siempre a quien observaran, estaba de pie al centro y adelante, justo frente a la tribuna donde su novia exponía sus acciones frente a todos, sin embargo, él, que siempre había llamado la atención por incontables sucesos, estaba acostumbrado a estar en la palestra pública y lo que más le afectaba en aquel instante era lo que estaba pensando su novia.

-¡Becca por favor! Baja y hablemos –Dijo Jerry
-¡NO IMBÉCIL! – Gritó - ¿Sabes que me dijo el idiota? – Preguntó volviéndose hacia Amy – Que era su prima, ¿ah? ¡SU PRIMA AMAN…! Amy. Que maldito cliché.
-Si, es un idiota tienes razón, vamos a destrozarle el coche. ¿Te parece bien? – Sugirió Amy
-Si Becca por favor… No espera, ¡¿Qué?! – dijo Jerry. Amy se limitó a mirarlo de reojo con ira contenida no solo por lo que dijo Rebecca, sino por lo que sentía hacia Steven – No por favor, Becca ni siquiera oíste lo que te dije.
-Y no quiero escuchar más de tus excusas baratas patán – Amy dió un paso atrás tras las palabras de Becca considerando que ya no podía hacer mucho más. Dejó que se desahogara.
-Becca ella solo me ayudaba a elegir el anillo. Quiero que te cases conmigo, ¿me oyes? – Dijo sacando una pequeña caja cuadrada del bolsillo de su pantalón
-Si te escuché imbécil y me importa un bledo que ella… ¿Qué? – Dijo Becca sorprendida
-¡¿Qué si te quieres casar conmigo Rebecca?!
-Pero… - Balbuceó aún atónita
-Mi prima viajo desde San Francisco para ayudarme a elegir el anillo correcto y ser testigo de cómo le pedía matrimonio a la mujer de mi vida – Señaló Jerry Sonriente – ¿Quieres o no? - Rebecca se tomó un segundo, no porque debiese pensarlo sino porque en su estado de ebriedad no era facil reaccionar
-Si, si, si y MIL VECES SIIIIIIII – Gritó Rebecca eufórica lanzando el micrófono a Amy que lo atrapó por meros reflejos

    Rebecca se inclinó, Jerry la tomó en sus brazos y la ayudó a bajar. Rebecca era una chica de tez más oscura y ligeramente más baja que él, ojos color miel, cabellera rizada, delgada pero de piernas gruesas. Rebecca tuvo que inclinarse un poco para besar a Jerry mientras todos celebraban el compromiso.

-Creo que necesito vomitar – Susurró Rebecca al oído de Jerry mientras lo abrazaba
-Te acompaño.
-No tu no. Cuando estemos casados ya verás muchas cosas desagradables. – Dijo ella y acto seguido se dio la vuelta – Amy. ¿Me ayudas?
-Si claro – Se apresuró a decir Amy que estaba entregando el micrófono al Dj, luego descendió por un lateral del escenario y tendió su mano a Becca que caminaba con dificultad
-Espera Amy por favor. ¡QUERIDO! – Grito Becca sin voltear elevando su mano izquierda
-¿Si, mi amor? – Preguntó Jerry que recibía felicitaciones de sus amigos en el mismo sitio
-No llevo mi anillo. – Lo hizo notar moviendo su mano en el aire.

     Jerry sin decir palabra se apresuró a acercarse, de la caja extrajo un anillo con un diamante bastante grande en opinión de Amy y lo colocó en el dedo de Becca.

-¡Es hermosooooo! – Dijo está observándolo con evidente emoción. Tras lo cual Amy la tomó por el brazo y dirigió hacia el baño mientras la música empezaba de nuevo y otra oleada se acercaba para felicitar a Jerry

     Steven que hasta el momento permanecía impávido observando el espectáculo sin saber si debía hacer algo en aquella circunstancia, recuperó el control de sí mismo y se acercó a Amy y Becca, se detuvo a algunos pasos de ellas. No fue duda, fue más bien la mirada de Amy lo que freno su avance. Eso y las palabras que esta dijo: “No ahora”. Aunque tuvo que leerlas de sus labios puesto que la música había empezado a sonar de nuevo y por encima del ruido no podía escucharla, aún si, permaneció inmóvil hasta que las mujeres, entraron por la puerta a la habitación de Jerry. Creía haber visto un poco de decepción en los ojos de Amy y eso había sido lo más doloroso de aquel momento. Hasta ese instante Steven no había sido consciente de que para aquella fiesta debieron haber movido todos los muebles del lugar, que aunque era increíblemente espacioso, causaba una inmensa sorpresa que pudiese entrar un escenario, consola de Dj, altavoces de diversos tipos y tanta gente, puesto que la barra de bebidas ya estaba allí desde antes, lo único nuevo era el bartender. Casi parecía una discoteca.

-¿Estas bien? – Susurro una voz en su oído. Steven no reacciono. La conocía. – Disculpa. Me dijeron que esa chica es tu mejor amiga desde hace mucho.
-No es solo eso. Es mucho más. – Susurró él
-Puedo imaginarlo. – Hubo una pausa y ninguno retiró la mirada de la puerta. – ¿Podemos hablar en otro lugar? Tengo cosas que explicar.
-Sí, supongo que hay tiempo. – Dijo Steven volteándose para ver de frente a Ruby - Vayamos a la terraza.

    Steven y Ruby caminaron entre la gente para abrirse paso hasta las escaleras. Subieron y en mitad de estas Ruby tomó la mano de Steven que casi había corrido en todo el trayecto, y de no ser porque la asió con fuerza, él habría continuado sin importarle la presión.

-Espera. Recuerda que llevo tacones. – Dijo jadeando – No es tan fácil para mí. ¿Puedes ir más despacio?
-Trataré.
-Ayúdame.

     Y con Ruby tomada de la mano de Steven reanudaron la marcha. Al llegar al segundo piso debieron pasar por entre las personas que esperaban para entrar al baño. Pasaron entre algunas parejas que se habían agrupado y en ese momento se besaban. A Steven se le pareció que habían etiquetado ese lugar como zona de besos. Vislumbro la puerta de cristal que llevaba a una terraza donde habían un par de mesas y una vista estupenda de la Ciudad.

-Espera aquí un segundo. – Dijo Steven y aunque a Ruby no le agrado la idea, le espero en medio del pasillo mientras él se internaba en una habitación. Al poco tiempo salió de ella con dos abrigos de piel, evidentemente de mujer, uno con manchas que parecía de leopardo y otro negro que a Ruby le recordaba bastante a cierto zorrillo enamoradizo de caricaturas, sonrió un momento y él dijo: - Los vamos a necesitar. – Tras lo cual le entrego uno de ellos. Ruby entendió que aquello era un armario, Steven debía saberlo, no fue casualidad que se detuviese justamente allí.

     Caminaron hasta la puerta de cristal con los abrigos en la mano y al llegar a ella Steven, que ya estaba presto a colocárselo se detuvo y le arrebato el de Ruby.

-Te va mejor el negro. Combina con tu atuendo. – Dijo y luego sonrió con lo que parecia desilusión, aunque ella no entendió debido a qué.

     Ruby sonrió ampliamente por la broma de Steven. Se sentía más aliviada de que él aún pudiese hacer bromas, eso le daba un poco de confianza para intentar expresarse. Salieron a la terraza donde todo estaba cubierto de nieve. Ella dedico un segundo a estrujarse dentro del abrigo, el frío era estremecedor, sin embargo a Steven parecía no afectarlo, en definitiva tantos años en aquella ciudad lo habían hecho inmune. Ella se dedicó a observarlo desde su posición, a escasos dos metros de la puerta por la que acababa de salir. Él se movió con calma, paso junto a una silla y fue directo a la barandilla. Era un chico realmente hermoso, al menos así le pareció a ella. Sus movimientos eran sutiles, pero al mismo tiempo agiles, y aunque no evidenciaba mayor masa muscular, era consciente de la fuerza que poseía, lo supo cuando caminaban, al tomarlo de la mano, lo evidenciaba la rigidez de esta; también la firmeza de su cuello cuando lo beso nada más llegar a la fiesta cuando lo vio allí, de pie, junto a dos chiquillas que saltaban. ¿Qué estaría pensando en ese momento respecto a ella? Allí, mirando las estrellas, distanciado de todo y de todos. Seguro pensaría algo horrible de ella, pero, ¿Quién no? Era lógico, lo había llamado novio. Inhaló profundamente y se armó de valor para hablarle.

-Aquellas estrellas de allá – Dijo Steven señalando al cielo sin voltear – Las tres que están muy juntas, ¿Las ves?

     Ruby se acercó, agradecida de que él hablara primero. Se le estaba haciendo difícil encontrar las palabras necesarias para expresarse, y ella no solía ser así. Por lo tanto cuando Steven le habló, espero a que volteara a verla y asintió con la cabeza mientras se colocaba a su lado en la barandilla.

-Son el cinturón de Orión. Las dos brillante de la derecha, y las dos más brillantes de la izquierda forman el cuerpo – Informó. Hubo una pausa y luego agregó – Me gustan las estrellas
-¿Eres fanático de la astrología?
-No de la astrología, si de la astronomía.  - Aclaró el sin desviar la mirada del cielo.
-Ya veo. Un escéptico.
-No me gusta pensar que una masa gaseosa controla mi destino. – Dijo volteando a ver a Ruby - ¿A ti si?
-Me gusta creer que alguien más escribe mi futuro, pero que yo puedo cambiarlo
-Eso es curioso. – Hubo una larga pausa. Luego Ruby habló
-Steven, la verdad es que… Mira. No sé cómo explicar esto, es solo que… - Le faltaba dominio de sí misma y seguridad. No podía reconocerse en sus propias palabras.
-No más Ruby – Interrumpió Steven al notar lo mucho que le costaba decirlo – No necesito disculpas. Aunque si sería bueno una explicación.
-A eso quiero llegar. Me hubiese gustado hacerlo antes. – Dijo bajando la cabeza
-No te avergüences – Dijo el colocando sus dedos en su barbilla y subiéndole la cara para poder verla a los ojos. Por fin podía hacerlo sin perderse en ellos. – Ahora bien, dime, ¿Qué pasó?
-La verdad es que ya estaba harta. Desde que llegué ese rubio imbécil me estaba mirando como si fuese un pedazo de carne – Dijo ella un tanto exaltada – Quería ahuyentarlo y que ya no me viera, así que cuando te vi, encontré la oportunidad ideal… o así lo creí. Disculpa por llamarte novio, solo quería que él lo escuchara, no marcaba territorio ni nada por el estilo. Además, no pensé que te molestara un beso mío, pero…
-No fue el beso Ruby. – Dijo desviando la mirada hacia la ciudad
-Lo sé, fue la manera. – Dijo ella imitándolo – Pero creo, bajo esta situación, que ya no estamos para rodeos. Necesito saber si tienes novia, porque de ser así creo que ten…
-No Ruby, no hay novia.
-Está bien. – Dijo ella frunciendo el ceño. Eso hacía todo más confuso.

     Se hizo un silencio largo donde tanto Ruby como Steven se dedicaron simplemente a admirar la ciudad que parecía hundirse en la nieve desde aquella perspectiva. Luces tintineantes adornaban las fachadas de edificios, tiendas y hogares de familias. Desde la altura parecían un juguete entregado esa misma noche por Santa y del que solo ellos podían disfrutar.

-Hay algo que he querido decirte – Ruby rompió el silencio. Steven no respondió – Deseaba volver a verte. – Steven parecía haber entrado en estado catatónico, casi ni pestañeaba – De verdad no sé qué sucedió, si es que sucedió algo. – Hablaba con rapidez. Debía aprovechar el valor que la había invadido - No he dejado de pensar en ti desde nuestra charla. El beso fue lo de menos, porque de verdad que las expresiones físicas no me importan mucho, no me malinterpretes tus labios y… tu beso fueron un momento sublime, la calidez, tus manos en mi cuello, tu cuerpo junto al mío, la manera en la que moviste mi cabello… ¡Dios! Esas cosas no se pasan por alto, pero lo que más me atrapa es tu inquieta manera de pensar, tienes una opinión sobre todo, y eres como un laberinto del que quiero escapar y no puedo, me he pasado todo el día pensando en ti y aunque te di mi número no he recibido ni un solo mensaje y sé que de seguro estuviste ocupado pero algo se removió en mi interior cuando te vi a tus intensos ojos azules, por eso mi ansiedad, necesitaba verte y aprovechar los pocos días que pueda disfrutar a tu lado, porque quizás estas fiestas acaben y papá no compre la casa y no nos volvamos a ver y de ser así quiero que esto, sea lo que sea, sea inolvidable, es decir, estaba tan nerviosa por volver a verte que tome tres Martini antes de venir a verte casi sin respirar, tenía que verte y quería expresar todo esto que no sé cómo ni porque estoy sintiendo… ¡Dios! Me siento como una niña imbécil de secundaria y además de eso me siento deslumbrada por el bello chico de ciudad, quería verte y que me dijeras que estoy hermosa y poder decirte que tú también, porque la verdad lo estás y ahora estoy diciendo barbaridades sin pensarlo y tu estas ahí todo rígido por culpa de ese rubio imbécil que me hizo actuar como psicópata, no sabes cua….
-Espera, espera por favor. – Dijo Steven como si de pronto hubiese cobrado vida y luego hizo una pausa- Primero que nada, estas hermosa Ruby – Dijo él con ternura acariciando su rostro - más de lo que cualquier hombre podría soportar. – Ruby se sonrojo – Es solo que estoy un poco distraído, pero tu vestido es bellísimo y lo luces como una modelo.
-¡Basta! Por favor. Gracias
-Ahora. – Steven parecía más serio – Necesito que me digas como era ese “rubio imbécil”
-Eso no importa Steve – Ruby coloco sus brazos alrededor de la cintura de Steven – Ya no se va a acercar, estoy segura
-Eso no es lo que me preocupa Ruby – Dijo el liberándose del abrazo – Hay muchas cosas que debemos hablar todavía, pero por ahora necesito que me digas, ¿Cómo era?
-¿Qué se yo? Rubio, alto, musculoso…
-¿De ojos azules?
-Si, como los tuyos, un poco más oscuros diría yo.

     Steven se cubrió el rostro. Parecía preocupado y eso asustaba un poco a Ruby que tuvo que dar un paso atrás.

-¿Sucede algo Steven? – Preguntó con preocupación
-¿Qué demonios hace Scott aquí? – respondió Steven más para sí mismo que para ella mientras se frotaba el rostro – Debemos irnos. – Dijo reponiéndose

     Steven emprendió la marcha hacia la puerta seguido de Ruby, caminaba bastante rápido, mientras iba por el pasillo se quitó el abrigo, y al llegar a la puerta del armario este la abrió, tomó también el de Ruby que lo había imitado y los lanzó dentro sin importar donde cayeran. Siguió caminando a paso veloz seguido por Ruby que tuvo que tomarlo de la mano y recordarle que llevaba tacones y que no era fácil seguir su ritmo.

-¿Está todo bien?
-La verdad es que no – Respondió mientras bajaban las escaleras – Scott es el hijo del Sheriff y es un completo imbécil.
-Pero no ha hecho nada
-Pero lo hará, siempre lo hace. – Steven miraba angustiado a todas partes del salón buscando a alguien. Caminó apartando a la concurrencia hasta dar con James y la prima de Ruby – Ruby, necesito que por favor te quedes aquí, voy a volver por ti. ¿Me entiendes?
-No si no me explicas – Dijo con firmeza
-No tengo tiempo para eso, pero prometo que lo haré ¿Esta bien?
-¿Qué pasa hermano? – Preguntó James a Steven
-¿Está todo bien? – Preguntó la chica a Ruby que aunque su cara decía lo contrario asintió con la cabeza
-Scott. – Respondió Steven a James haciendo un gesto con la cabeza
-¿Dónde está Amy? – preguntó James
-Cuando me fui estaba en el baño con… - Steven se quedó mudo cuando volteo y Becca, estaba hablando con dos chicas junto a la barra y ninguna de ellas era rubia ni vestía de verde
-¿Scott? ¿El mariscal? – Preguntó la chica
-¿Lo conoces? – Steven ahora le prestaba atención
-Sí, acaba de irse – Informó ella
-Bien, todo resuelto – Dijo James con una sonrisa
-Supongo que solo vino a recoger a la rubia – Continuó ella, Lo cual borró la sonrisa del rostro de James.

     A Steven se le revolvió el estómago solo de pensar que Amy estaba sola con Scott. Aunque nunca le había hecho daño, en una confrontación dias atrás había prometido que volvería a estar con él de la manera que fuese necesario.

-Tengo que ir. – Dijo a Steven, acto seguido se dió vuelta y salió casi corriendo hacia el ascensor.

     Steven tropezó con varias personas en el camino y al llegar a la puerta observó como Ruby tomaba del brazo a James, posiblemente preguntando que sucedía. James no sabía nada de los últimos acontecimientos entre Amy y él, probablemente le diría que Scott era un psicópata y Amy su mejor amiga, pero tenía que aclararles que las cosas ya no eran tan sencillas. Cruzó la puerta, corrió por el pasillo y llegó al ascensor a tiempo de ver como sus puertas se cerraban con Amy y Scott dentro sosteniéndola por el brazo izquierdo. Quiso intentar detener la máquina y fue entonces cuando Amy, estirando su brazo libre le gritó.

-¡Steven no!


     Las puertas del ascensor se cerraron. 


     ¿Qué debía hacer? Dejar ir tal como se lo había pedido, a su mejor amiga, quien la mañana anterior le había confesado su amor, con un peligroso idiota obsesionado con ella, o correr a detenerlo y, de lograr alcanzarlos, posiblemente recibir la paliza de su vida.


Continuará...

3 comentarios:

  1. Extrañamente estoy satisfecha con esta publicación, pensé que la del drama en el escenario seria Amy; en cierto modo todo fluyo de la mejor manera, y aunque es preocupante lo que le pueda suceder a Amy, esto ayudara a que Tev se decida. No sacare conclusiones, dejare mi mente en blanco a espera de tu próxima publicación, ruego porque no sea tan larga mi espera.

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  2. Me esforzare para no tardar mas de lo debido.

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    1. Te lo agradecería inmensamente, su historia me tiene atrapada.

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