Steven se pasó todo el trayecto de regreso a casa viendo por la ventana del automóvil, considerando sus opciones, hasta hacía un rato se encontraba bastante seguro de lo que le diría a Amy, no se le hacía nadal la tarea de hallar las palabras correctas para hablar con ella, mucho menos ahora que se encontraba suspendido en una especie de telaraña mental que le impedía razonar correctamente. Por un lado Amy, su amiga desde hace más de lo que podía recordar, hermosa como ninguna otra chica que hubiese conocido, aunque para él resultaba ser ese el menor de sus problemas, puesto que aunque fuese la mujer más desagradable del mundo, sus sentimientos y la característica forma de ser de Amy la convertían en esa persona con la que siempre querría estar, bajo cualquier circunstancia; Por otra parte estaba Ruby, explosiva, agresiva y tierna al mismo tiempo, Steven no estaba seguro si lo que más le atraía de ella era su locura o su forma de manipular la situación para darle seguridad a él y al mismo tiempo ser quien dominara entre los dos.
-¿Te sucede algo? – Pregunto Lucy
-¿Qué? – Respondió Steven más por instinto que por no oír la pregunta – No, ¿Por qué?
-Porque estas bastante callado. Sabes que puedes hablar conmigo hijo
-Si mamá lo sé, gracias. Solo me quedé pensando…
-¿En la chica? Parece bastante agradable. Me gusta
-No empieces
-¿Con qué? – Preguntó Lucy sonriendo ligeramente
-Ya sé por dónde vas. Dirás que te parece buena para mí, que hace mucho no salgo con una chica, que eso te preocupa y que debería invitarla a salir. ¡Claro! Siempre y cuando sea luego de haber concretado la venta
-La cual salió perfectamente por cierto – Anunció Lucy contenta – Ese ricachón esta por comprar la propiedad de los Johnson, ¿La recuerdas?
Por supuesto que la recordaba, mantuvo una amistad con el hijo menor de los Johnson, Jeremy, durante el tiempo que estos vivieron en la ciudad. La propiedad abarcaba un terreno bastante amplio a las afueras de la ciudad, al vivo estilo de las grandes mansiones de Hollywood, tenía un camino de grava desde el pórtico hasta la casa, de 3 pisos, impecablemente blanca y con un jardín sumamente extenso con innumerables tipos de plantas y aves, atentamente cuidadas por un jardinero a tiempo completo, el patio posterior poseía desde un parque para niños hasta una cancha de tenis, la cual en la memoria de Steven nunca se usó más que para alguna jugarreta de los jóvenes. Los Johnson eran una familia evidentemente acaudalada que destacaba entre los habitantes por ser un poco excéntricos y sobretodo por la cantidad de autos lujosos de los que disponían, más que todo deportivos: Corvette, Camaro, Aston Martin DB9, Porsche Carrera, Acura RSX, Land Rover y una SUV Cadillac eran los que recordaba Steve, se rumoraba que también mantenían en su cochera un par de Ferrari, aunque de haber sido verdad, Steven nunca llego a verlos. Su amigo Jeremy solía invitarlo a casa durante el verano para calmar el calor en la enorme piscina de la que disfrutaban con placer, y por asociación, Amy en numerosas ocasiones estaba presente, aún cuando se reunían para probar el último video juego de la consola más avanzada de la época. A Steven se le antojaron lejanos aquellos tiempos y recordó con melancolía la partida de Jeremy a Italia, aunque lo hizo sonreír el recuerdo de como Amy dijo que era mejor así, pues ya estaba cansada de sus regalos ostentosos. En la secundaria, cuando la pubertad con sus metamorfosis típica cambio el físico de Amy, Jeremy había sido de los primeros en notarlo e intentó llamar su atención, cosa que a Steven no le causo gracia, ni mucho menos a Amy. En alguna ocasión envió con su mayordomo un inmenso ramo de rosas con un peluche tan grande como el mismo a casa de Amy, la cual tras disculparse con el Mayordomo le pidió lo devolviera y le dijera a Jeremy que primero para que un detalle tuviera significado tenía que entregarlo el mismo y segundo podía guardar su peluche en su propio cuarto y llamarlo novia. El recuerdo le robó una sonrisa, aunque imaginó que al pobre Jeremy no se le debió hacer tan divertido en aquel momento. “Pobre”, quizás no era ese el término correcto para el chico que ahora salía con una modelo… ¿o era actriz? Bueno, de cualquier manera una celebridad, Steven no pudo precisarlo.
-Será una cifra de 7 dígitos – señaló Lucy
-Que bien mama. – Dijo restándole importancia al señalamiento – Podrías dejarme en casa de Amy
-Si claro.
Aun no sabía cómo hablar con ella, pero si lo que quería decirle, eso tendría que bastar, llegaría hasta su puerta y se esforzaría por articular alguna palabra, esa era la mejor idea, ya que si seguía meditándolo acabaría por enloquecer y no llegaría a ninguna respuesta concreta.
-Vas a tener que decidir pronto – Dijo Lucy aparcando frente a la casa de Amy
-Gracias – Steven tomo la manilla de la puerta del coche, sin embargo antes de abrir preguntó - ¿De qué hablas?
-Que vas a tener que decidir pronto, o Amy o Ruby, pero no ambas. – Dijo ella antes de echarse a reír
-¡Mamá!
Steven bajo del vehículo y Lucy emprendió la marcha a casa, lo cual no era particularmente lejos. Él dedico un minuto a observar el cielo, no había señales de que nevase esa noche, sin embargo la temperatura no subía ni siquiera un grado. Respiró profundo y dejo que el frío le abrazara por un momento antes de empezar a caminar. Las calles que de aquella parte de la ciudad eran las menos transitadas, tal vez porque solo las recorrían quienes vivían en los alrededores y no era un vecindario especialmente grande. Al llegar a la puerta se dejó llevar por una idea, de verdad le gustaba el frío.
Tocó el timbre. Amy abrió la puerta, con el peinado a medio hacer, mas desarreglada de lo habitual, de seguro habría tenido un día pesado, todavía lucía aquella camiseta negra que tan bien le venía a su figura y el pantalón del pijama.
-¡Ay no! ¿Qué hice? ¡Ahora crees que me quiero casar contigo! ¡Ay no! ¡Ay no! – Dijo Amy aparentemente alterada
-Cállate que te van a oír y no creo que mi vergüenza soporte un ataque de atención de tu mama – Dijo él sonriente
-Entonces explícame rápido que haces aquí porque de verdad empiezo a preocuparme – Dijo ella con más calma, pero evidente preocupación mientras salía y ajustaba la puerta
-¿En serio crees que he venido a pedirte matrimonio?
-Justo ahorita no sé qué creer. Por favor… habla.
-Amy, lo que te voy a decir no es fácil.
-Entonces no lo digas, ya sé de qué va todo – Dijo ella cortándole
-No, no lo sabes. Por primera vez en mucho tiempo no sabes algo de mi, así que por favor, déjame hablar – Dijo él tratando de tener tacto
-¡Amy tiene nov...! ¡Ah! Hola Steve. Lo siento. – Se escuchó decir a Roger, el hermano menor de Amy desde la ventana
-Silencio Roger, deja a los chicos hablar en paz – Dijo Miriam pasando detrás de él
-Nadie se cree que sea casualidad que pasabas por allí mamá. – Señaló Amy girando el rostro para alcanzar a ver la ventana que quedaba a sus espaldas – ¿Sabes qué? Mejor vamos a mi habitación, allí podremos hablar sin INTRUSOS – Dijo Amy con énfasis
Entraron a la casa y tras un saludo rápido subieron las escaleras, con unos cuantos pasos más entraron a la habitación de Amy y esta cerró la puerta.
-No te importa si sigo arreglándome el cabello, ¿Verdad? – Dijo Amy sentándose frente a un amplio espejo al lado de la ventana
-La verdad es que sí, quiero que me mires mientras te hablo.
Amy estaba visiblemente sorprendida por esta respuesta, ya había tomado de nuevo un cepillo en su mano, así que lo colocó sobre la mesa de noche, se dio vuelta, y con toda la seguridad que pudo tomar de sí misma, acercó un poco la silla un poco a Steve que se había sentado en la cama.
-Esa respuesta ya me dice por dónde van las cosas – Dijo con resignación
-La verdad es que no, solo que yo no tuve tiempo de reaccionar cuando vine a verte esta mañana, no me dejaste hacerlo, así que ahora quiero toda tu atención – Se tomó un segundo para medir la reacción de Amy y continuó – Quiero, primero que nada destacar que físicamente tu y yo no compaginamos y deberías estar de acuerdo – Ella frunció el ceño ante este comentario
-¿Perdón? – Dijo Amy, visiblemente ofendida
- Es la verdad. Mírate a ti y luego a mí, yo soy alto, delgado, atlético más no del tipo de jugador de algún equipo, guapo dentro de los estándares, y tu… Tu eres bellísima. Nadie, que nos vea juntos, entendería que hace una mujer como tú con un tipo como yo – Este comentario hizo sonrojar a Amy
-Sabes que eso es lo que menos me importa, no voy por el que…
-Por el que dirán ni te importa en absoluto el físico aunque piensas que me menosprecio – Terminó Steven interrumpiéndola – Pero sabes que es lo que de verdad pienso. Sin embargo dejando a un lado eso, no puedo negar hace cuanto que sentí algo por ti, te quiero Amy, y te quiero como no he querido a nadie fuera de mi familia, y la verdad es que no sé qué hacer ahora que de pronto me dices todas esas cosas. Es decir, yo ya lo había hecho y me rechazaste, y si, entiendo todo lo que me dijiste y las razones que tenías – se apresuró a decir Steve antes de que Amy lo interrumpiera – ¿Pero porque tú? ¿Por qué no esperar a que yo diera ese paso? Eso me desestabilizó
-Porque tú no lo harías. Ya no. Hace mucho que espero que lo vuelvas a hacer, y no iba a suceder – Explicó
-Sin embargo, me quitas la oportunidad de la sorpresa de pedirte que seas mi novia
-No quiero ser tu novia Steve – Esto le tomó por sorpresa y no pudo ocultarlo – Entiende algo, no esperaba que llegases ahorita, así, todo elegante a pedirme que fuese tu novia, solo quería… No lo sé, que supieras lo que siento.
-Luego te explico lo del traje – dijo observando su vestimenta - ¿Por qué justo hoy y con tanta premura? – Indagó
-Odio que uses ese lenguaje y lo sabes. Lo haces por provocarme porque no te sientes bien – Dijo ella con paciencia – Quise hacerlo hoy porque dijimos que hoy seria especial. Especial significa que quizás en el transcurso de la noche no lo soportaría y acabaría besándote en medio de todos y te sentirías más desorientado que ahora. Ahora ya lo sabes y bueno.
-¿Eso significa que ya no lo harás? ¿Era todo lo que querías?
-Si sigues con comentarios así de imbéciles terminaremos discutiendo como el otro día, y no es lo mejor, ¿no crees? – Dijo ella con mucha calma, pero evidentemente ofendida
-Lo siento. Yo quise ser tu novio, pero ahora no se ni siquiera como verte a esos inmensos ojos verdes sin pensar en ese beso Am… y no creas que no me gustó, porque sabes que fue exactamente lo contrario – esto hizo ruborizar a Amy de nuevo – Solo dime, ¿Ahora qué?
-No lo sé, simplemente dejemos que las cosas sucedan Tev. – Dijo ella tomando sus manos – prometo no volver a ponerte en una situación como esa
-Tal vez no sea la solución, pero como tampoco sé, que sería lo indicado, dejare que tú lo decidas.
-Estás loco
-Estás loca – ambos sonrieron con complicidad – Tengo algo que confesarte – Dijo él bajando la mirada Y haciendo una larga pausa
-Eso no es bueno, tus confesiones no suelen pesarte, y esta si – Dijo ella al notar el cambio en su postura
-Conocí a alguien Am, esta mañana, antes de venir a tu casa. Se llama Ruby, es una chica que está de visita en la ciudad, y la invite a la fiesta. – Espero la reacción de Amy, pero al no notar un cambio continuó hablando. – Sucede que aparte de todo mamá está haciendo negocios con su padre y nos hemos vuelto a ver por casualidad, en el club, vengo de allá y por eso el traje. Al parecer le venderá la antigua casa Johnson - le pareció prudente obviar el beso con Ruby
-Ya era hora, si Lucy no puede, nadie la venderá – esa no era la reacción que Steven esperaba, por lo cual su sorpresa se hizo evidente en su rostro - ¿Qué? ¿Esperabas un escándalo por una fulana recién llegada? - Rió sonoramente. - No, Steven, esa no es razón. Quizás si fuésemos novios, pero no lo somos.
-A veces no te entiendo
-Tampoco quiero que me lo pidas ahorita - hubo una nueva pausa
-Gracias
-¿Por qué? – inquirió ella
-Por entender. No quería meterme en un drama emocional entre dos mujeres ni nada por el estilo - Dijo él, parte en broma, parte en serio – Ya suficiente drama le das tu a mi vida
-Me llamaste dramática – dijo exaltada y con una mueca de ofensa excesiva en su rostro – Es la peor humillación que me hayan hecho alguna vez – expresó tocando su frente con el dorso de la mano tras una extraña reverencia que le daba aires de telenovela a sus palabras. Steven no pudo más que reír ante aquella pantomima.
Steven se levantó, camino hacia la puerta y Amy se dió vuelta hacia el espejo nuevamente acercando la silla. Steven tomó el pomo de la cerradura y se giró, vió a quien es su amiga hace 16 años y no resistió el impulso que lo llenó en ese momento, camino hacia ella, la abrazo, y plantó el más delicado de los besos en su mejilla justo antes de susurrar en su oído “Te quiero Am”
No se como terminara esto, pero cada vez me gusta más el curso que toma esta historia.
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