Aquella caminata fue la más incomoda y larga que Steven hubiese vivido en los últimos dos años. Tratando de sacarse de la mente lo sucedido se obligó a pensar cuanto hacía que no se hallaba tan inmerso en sus pensamientos como ahora, y encontró la respuesta en el momento cuando sus padres le comunicaron su decisión de divorciarse, y aunque de cualquier forma fue un fuerte impacto, él no se sintió extrañado de aquella noticia puesto que había apreciado los cambios en la conducta de ambos; por mucho que se perdiese en los recuerdos siempre iba a dar al mismo lugar: Amy. Aquella tarde de otoño, tras la conversación en la que Lucy, extrañamente serena y Michael, su padre, anunciaran su separación, él había corrido a casa de Am, como solía llamarla, para contarle lo sucedido.
¿Como llegaron a esto? Hacía mucho que él no guardaba esperanzas de llegar a algo con Amy. Su relación se había fortalecido a través de un lazo tan íntimo de amistad que cayeron en el punto de poder verse en ropa interior, hacerse insinuaciones y que no pasara nada más de allí. Si, debía aceptar que alguna vez pretendió iniciar una relacion con Amy, pero esta lo detuvo por no haber adquirido la suficiente madurez para entender la relación que tenían.
-¿A que estas jugando ahora Am? ¡Aaff! - Se dijo a si mismo mientras pateaba la nieve que se acumulaba bajo un árbol justo frente a su casa
Mientras subía la escalinata que le dirigía a la entrada de su casa resbaló, no llegó a caer ya que se sostuvo del pasamanos, rió por su torpeza y se sentó en el segundo escalón. Dedicó un momento a pensar en las palabras que Amy había dicho en su habitación tras notar la conmoción y el impacto causado por el beso de unos labios que en algún momento tanto deseó.
-No me mal interpretes, siempre me pareciste un chico fabuloso y lo sabes, solo que hasta ahora también te considero sensato.
-Amy yo...
-No tienes que decir nada - Le interrumpió - Si ya es tarde yo sabré entenderlo. No esperaba que tus sentimientos fuesen eternos, pero los mios siguen intactos.
Se hizo un silencio incomodo el cual ella aprovecho para continuar con su tarea de organizar la habitación. Así paso un rato y luego él habló
-De verdad no sé que decirte
-Prefería que dijeses cualquier tontería irracional a que cayeras en ese cliché. ¡No soy ninguna fulana!
-No vamos a discutir ahora
-Mejor vete. No quiero ser causante de la furia de tu mamá - para sorpresa de Steven ella sonrió - Además, sé que necesitas pensar y eso me impacienta
Él también sonrió, se levantó, tomó el paquete con el regalo y se dirigía hacia la puerta cuando:
-¡Hey! - Ella atrajo su atención. - Te quiero. Aún podemos decirlo.
Él dio unos pasos hacía ella y la abrazo tan fuerte como hace mucho no lo hacía, ella lo imitó. Había olvidado lo cálidos que eran los abrazos de la que hasta ese momento fue su mejor amiga y de pronto, se debatía en si debía seguir viéndola de esa forma.
-Yo también te quiero Am. Mucho. No lo dudes.
El recuerdo le pareció lejano, pero nítido. Se pasó un rato pensando en todo y en nada, esencialmente recordando los momentos con Amy, algunos de risas y otros de llanto, pero todos inolvidables.
-¿Piensas quedarte allí todo el día o entraras a cambiarte?
La voz de Lucy le sacó de sus cavilaciones. Estaba parada en la puerta, llevaba ya el vestido que solía lucir para causar buena impresión a un cliente, a Steven se le vino a la mente que quizás todo buen vendedor de bienes raíces debía tener un traje así, y su madre, siempre formal, no podía ser la excepción.
-Te dije que llegaría antes de medio día - Se excusó
-Seguro Amy tuvo algo que ver. Tu no eres tan puntual. Eres mas bien como yo. Así que levantate de allí y ve a cambiarte, no quiero llegar tarde.
De mala gana se sacudió la nieve de los pantalones y se levantó. Caminó, y el contacto con el piso de madera fue una sensación agradable después de caminar por la calle lo que le parecieron kilómetros, aunque solo fueron un par de manzanas desde la casa de Amy.
-Todavía no entiendo porque tengo que ir yo - Gritó desde su habitación mientras terminaba de vestirse
La alcoba de Steven guardaba cierta semejanza con la que alguna vez vio en una película, un Tv de 32 pulgadas en una esquina, un juego de video en frente y colocados muy convenientemente cerca, dos puff muy cómodos. Por la ventana lograba ver el jardín trasero de su casa, un árbol bajo el cual solía jugar cuando niño, un columpio fabricado por Michael con un soga y un viejo neumático (ya no confiaba mucho en la resistencia de este juguete) y bajo toda la nieve acumulada se imaginaba que aun había césped totalmente intacto. Junto a esa unica ventana tenía su escritorio, en ella su laptop y un desastre de papeles entre los cuales el más invariable era un retrato de Amy y él, dibujado en un parque por un pintor principiante. Su cama usualmente estaba en orden, aunque no gracias a él, se encontraba en la esquina opuesta al tv y junto a ella un amplio espejo que Lucy sugirió iría bien con el aleatorio feng shui del cuarto, aunque a el no le hizo gracia.
-¿Por qué siempre la misma conversación? Vistete y ya - Repuso Lucy desde el comedor
-Estoy en eso. Dices que es porque la imagen de la familia es importante para los clientes, ¿es decir que invitaremos a papá? - Dijo mientras se ajustaba la corbata
-Ja, ja que gracioso. Apresurate, ya debemos irnos
-Ya, ya. Entonces, ya que papá no es una opción, ¿Debería tener un hijo para demostrar cuanto nos importa la familia? - dijo mientras caminaba hacia las escaleras
-Quizás, primero encuentra una chica que valga la pena, trabajo y un departamento, luego me cuentas - dijo Lucy esperando al pie de las escaleras - Por ahora simplemente baja rápido.
-Vale, vale. A ti no se te puede jugar una broma. - dijo mientras bajaba - ¿Cierto que tienes el hijo más guapo que una madre puede pedir?
-Y también el más descuidado - replicó ella mientras arreglaba el saco, la corbata y quitaba una peluza que solo ella podía ver en el hombro de Steven
-Estas de un pesada hoy... - dijo él en tono de cansancio
-¿Disculpa? - preguntó ella ofendida
-Que mejor nos vamos o no llegaremos hoy - sonrió, pero Lucy no cambio su expresión - Y que te amo mamá
Lucy desvío la mirada y se dirigió a la puerta muy seria, aunque Steven sabia que le había gustado que le expresara su amor y solo por este detalle la había librado en esa ocasión.
A Lucy le gustaban los automóviles, por eso a la hora de elegir cual comprar ni siquiera pidió la opinión de Michael y sin dudarlo ni un segundo se decidió por el Honda Civic. Amaba ese auto, Steven solía bromear con que quería el auto incluso mas que a él. Lucy condujo rápido pero con precaución y no tardaron en llegar a un club campestre a las afueras de la ciudad. Dejaron el auto en la entrada para que el valet lo estacionara, Lucy dedico un segundo a sonreirle al muchacho, hacía mucho que lo conocía puesto que tenía ya bastante tiempo trabajando allí y desde que eran socios ella asistía con regularidad ya que para aparentar llevar una vida mas ostentosa de la que mantenía, siempre invitaba allí a sus clientes.
Atravesaron la recepción, el traqueteo de los tacones de su madre resonaba en toda la estancia, Steven miró de reojo a la recepcionista que pareció no notarlo y continuo su camino al restaurante del club.
-Algún día se dará cuenta, no te preocupes - comentó Lucy
-¿De que hablas? - preguntó Steven aunque sabía bien a que se refería su madre
-De la chica en recepción, siempre la observas - aclaró ella - Se llama Maxiel... O quizás era Danielle... No recuerdo.
-No se de que hablas - obligó a cambiar de tema al llegar a las puertas del salón - ¿a quién buscamos?
El gran salón comedor era un espacio amplio muy elegante y bien iluminado de forma natural, de techo alto y finamente decorado del cual colgaban grandes lamparas de cristal con cientos de pequeñas piezas que asemejaban gotas de agua, de día no causaban el mismo impacto que por las noches, pero no por esto dejaban de ser hermosas, pues la luz que se reflejaba en ella se desconfiguraba en muchos colores. Amplios cristales servían de paredes y ofrecían una vista a los jardines del club, en primavera era un deleite simplemente observar los cientos de vivos colores que adornaban el lugar contrastando con el verde del pasto y los arbustos; sin embargo el invierno y toda su nieve había cubierto los alrededores con un manto blanco, incluyendo los arboles desnudos, aunque esto no restaba belleza al paisaje. Por aquellos días lucía una hermosa decoración dorada y verde que hacia destacar el salmón de los manteles que cubrían las mesas.
-Es un tipo con aspecto de vaquero - informó Lucy - creo que viene de Texas o algo así
-¿Vaquero de rodeo o Vaquero hacendado? - inquirió Steven
-¿Cuál es la diferencia?
Steven la miró considerando si de verdad no veía la diferencia o si fué mero sarcasmo.
-Allá están - Dijo Lucy agitando la mano en forma de saludo - Ya sabes como es esto, tienen una hija, trata de convencerla de que vivir aquí es maravilloso para una chica de 19 años, y todas esas cosas. Dile lo que sea que quiera escuchar
-Debería recibir comisión por esto - bromeó
-La recibes, se llaman desayuno, almuerzo, cena y mesada - y sonrió mas ampliamente al acercarse a la pareja
Steven no pudo evitar sonreír al apreciar el inteligente aunque un poco cruel comentario de su madre y como la broma se le volteó en contra. Los clientes de su madre eran irremediablemente obvios y en definitiva, parecían vaqueros como ella había informado, aunque la mujer vestía un largo vestido amarillo, tacones y joyería acorde, el hombre parecía no encajar en el ambiente de ninguna manera, llevaba jeans, una camisa vaquera, ajustada debido a un abdomen pronunciado, un amplio sombrero y botas al vivo estilo de una película del oeste. Steven pensó en que clase de abrigo usaría, quizás un búfalo desollado. La idea lo hizo sonreír de nuevo.
-El es mi hijo Steven. Steven ellos son Jack y... - Lucy hizo una pausa
-Jenniffer - aclaró el hombre mirando a Lucy pero tendiendo la mano a Steven
-Y Jennifer, su esposa.
-Un placer conocerlos - Dijo Steven tomando la mano de Jack
-El placer es nuestro muchacho
Steven no pudo dejar de notar la fuerza increíble con que apretaba Jack, él no solía ser un debilucho, pero aquel hombre se le pareció a un Hercules norteamericano. Luego hizo lo mismo con su esposa aunque obviamente de una manera mas delicada, además, como gesto de caballerosidad incluyó una ligera reverencia con la cabeza, mientras que ella solo se limitó a sonreír. Le pareció una mujer muy bonita, de finas facciones en su rostro y bastante en forma, alrededor de los 30 y tantos años y muy a la moda. Labios delgados teñidos con un lápiz labial de un color muy claro, llevaba poco maquillaje, o al menos esa fue la impresión que le dio a Steven, de cualquier manera se le antojo como una mujer muy hermosa, ademas le pareció haberla visto antes. No parecía el tipo de mujer para un caballero como aquel, de unos cuarenta y tantos, casi 50 tal vez, robusto, con el rostro enrojecido, tal vez por el frío, tal vez por la contextura, pero algo burdo para la delicada dama que le acompañaba. El acento era evidente, eran del sur, ya no cabía la menor duda, si es que la hubo en algún momento.
-Mi hija viene en camino, pero tomemos asiento - ofreció Jack llamando al mesero - ¿Pedimos algo de tomar? ¿Cerveza, whisky?
-Por los momentos pediré vino si no te importa Jack - dijo Lucy
-Quisiera lo mismo - Dijo Jennifer. Steven se estremeció un poco por lo dulce de su voz
-¿Y tu chico? ¿Me acompañas con el whisky?
En pocas ocasiones Steven tenía oportunidad de disfrutar de un buen trago de whisky y aunque estaba en presencia de su madre, esta vez lo aprovecharía
-Por supuesto, no lo dejaría beber solo
-¡Así se habla! Dos Jack Daniels y dos copas de vino tinto - indicó Jack al mesero que tomó nota y se alejó con premura
Lucy lanzó una mirada fugaz pero muy instructiva a la Steven que le indicaba que no serian mas de dos vasos y luego se disculparía de alguna forma para no seguir tomando. Pasaron algunos minutos entre risas y conversaciones sin relación alguna con negocios, hablaron del clima, de como en California se pasaban unas excelentes vacaciones de verano en las playas de Santa Mónica, y las de primavera se volvían de locura en Miami. A pesar de viajar mucho, o al menos eso parecía por los lugares que mencionaban, la pareja no dejaba ver que viajasen muy seguido al exterior. A Steven aquellas conversaciones lo entretuvieron de tal forma que por un instante se olvidó de lo ocurrido con Amy.
-Disculpen la demora, me perdi en el centro, ya saben, no conozco la ciudad - se excusó una voz sin el acento tejano que caracterizaba a Jack y Jennifer
-Ella es mi hija Ruby, estudia música en Julliard - Explicó Jack. Steven tuvo que voltear a verla, no podía ser, ¿oyó bien? ¿Dijo Ruby?
-¡Papá! No necesitan mi curriculum - dijo ella acercándose a una silla entre Jennifer y Lucy - Es un placer -Dijo tendiendo la mano a Lucy
Definitivamente era ella. Steven sonrió. Ya no vestía el grueso abrigo que casi ensucia con chocolate y el cabello ya no estaba desarreglado. Su rostro iba maquillado, dos pendientes que irónicamente parecían rubíes colgaban a cada lado de su rostro haciendo juego con el carmín de su boca y su vestido rojo, largo y decorado con pedrería, y al igual que Jennifer llevaba tacones altos. Era evidente el parecido entre madre e hija, sin embargo, costaba trabajo creer que Jack fuera su padre.
-Yo soy Lucy y el es mi hijo Steven
La expresión de su rostro cambió drásticamente al mirar bien el rostro de Steven, lo había reconocido, era obvio, pero se controló rápidamente para no dar muestras de esto, estiró su mano hacia él y sonriendo dijo:
-También es un placer conocerte Steven
-Lo mismo digo Ruby - dijo él repitiendo la reverencia que utilizó al saludar a Jennifer
Transcurrió largo rato donde la conversación al parecer era bastante animada, parecían hablar de forma muy elocuente sobre un suceso muy hilarante ocurrido en San Francisco, sin embargo Steven había perdido interés en la charla, solo podía observar a Ruby, era casi irreal que de verdad fuese ella, por tercera vez en menos de ocho horas. De pronto se sintió mal al recordar a Amy, restarle importancia después de todo lo que debió significar el cobrar el valor suficiente para hacer lo que hizo no era justo, además, aun no lograba descifrar como sentirse respecto a eso.
Educadamente, como Lucy le había enseñado que debia hacer durante esas reuniones, se disculpó y levantó de su silla. Insistió en que debía hacer una llamada pero que volvería lo mas pronto posible.
-Definitivamente quiero saber el final de la historia - Dijo sonriendo ampliamente - No puede dejar de contarmelo
-No tardes chico o te perderás la mejor parte - Dijo Jack. Steven empezó a alejarse de la mesa - Y estaba yo, con tres irlandeses compitiendo con cerveza... -alcanzó a oír decir a Jack entre risas
Al llegar al salón principal introdujo la mano dentro de un bolsillo interno de su traje y extrajo su teléfono celular, marcó el número de Amy y pensó que diría cuando respondiera. No logró que se le ocurriera algo coherente y dudo si debía llamarla, algo le decía que si, pero no sabía para que. En ese instante cruzó delante de él la recepcionista, la siguió con la mirada y buscó el nombre en la identificacion que llevaba a la izquierda de su pecho pero solo alcanzo a distinguir la terminación "iel". Sin pensar mucho más en el que diría presiono el botón de llamada. Rogó por un instante que ella no respondiera, eso le daría algo de ventaja. No lo hizo. Tras varios repiques, la linea lo transfirió al buzón.
-No seas cobarde Am, sé que no contestarías aunque te llamase mil veces porque temes lo que diré. Sabes también que a ti no puedo mentirte, no sé que decir, pero sé que quiero hablar contigo y expresar todo cuanto siento, sé que no es fácil para ti, tampoco lo es para mi - respiró profundo - Te quiero Am. No temas. Estaremos bien.
Se sintió satisfecho con el discurso y corto la llamada. Observó durante un momento la estancia, a pesar de que habían cómodos sillones, él permanecía de pie. Era una espacio concurrido pero nadie hacía mucho caso a nadie.
-Ya veo - dijo una voz a su espalda - Si no te reportas cada tanto con tu novia, tienes problemas
-Eso es una forma tonta de averiguar si tengo novia - replicó mientras guardaba el teléfono celular. Ella soltó una carcajada
-Touchè - dijo Ruby - Aún me debato si eres un acosador, mi destino o una mera casualidad que insiste en repetirse - dijo colocándose a su lado
-Yo tampoco lo sé - dijo él volteando a verla - Pero me engañaste, dijiste que solo venias por las festividades
-Y así es. No tengo la culpa de que a papá le guste este lugar. ¿Que hay de bueno por aquí que me motive a quedarme?
-La vendedora es mamá, sin embargo podría contarte que si te quedas podremos descubrir si soy destino o casualidad. Sino tendré que ir hasta New York para acosarte - dijo Steven antes de sonreír ampliamente
Empezaron a caminar mientras conversaban, Steven le mostró los espacios del club, sus beneficios y los ratos agradables que se podían disfrutar allí, le contó sobre los espacios abiertos y disponibles para deportes, también que si salían en ese instante y sin un abrigo no tardarían en congelarse. Se detuvieron a la entrada del casino del club.
-¿Cuando regresas a New York? - pregunto Steven.
-En Enero. ¿Por qué?
-Quiero saber cuanto tiempo me queda para convencerte de quedarte
Ella se limitó a sonreír
-Deberías besarla - Dijo una anciana con un pequeño cubo repleto de monedas para las maquinas tragaperras
-No es mi novia - aclaró - Aún... -Añadió en un tono de voz mas bajo para que la anciana no lo oyera pero Ruby pudiese escucharlo, y pareció hacerlo porque sonrió al mirar hacia arriba
-No niño, besala ya - insistió la anciana
-Mira - dijo Ruby señalando hacia arriba
Steven alzó la mirada y se topo con un pequeño ramo de un arbusto que por un momento no distinguió, pero que luego reconoció como muérdago.
-Quizás deberías hacerlo - dijo Ruby mirándolo - Claro, solo si quieres
Steven la miró a los ojos y no pudo evitar sentirse intimidado por aquellos ojos oscuros pero intensos. Por primera vez vio un destello de inocencia en ellos y quiso aprovecharlo. Coloco su mano en su cuello, retiro su cabello con la otra y se acerco lentamente hacia sus labios, observó como ella cerraba los ojos muy despacio y la beso, disfrutando cada movimiento de aquellos labios carmesí
Un estruendo abrumador de aplausos interrumpió el primer beso de quienes, hacía unas cuantas horas eran desconocidos y ahora estaban allí, tan cerca uno del otro que nadie dudaría que estuviesen prometidos en matrimonio uno para el otro. Se alejaron, ruborizaron, tomaron de la mano y emprendieron el regreso al salón donde esperaban los padres de ambos. Justo antes de entrar ella lo tomó del brazo y lo alejo de la entrada.
-Espera - dijo Ruby y empezó a limpiar el lápiz labial de los labios de Steven - No querrás que papá vea eso, a veces es...
-¿Tan celoso como quien sabe la hermosura de su hija? - se adelantó Steven
-Gracias por el halago, pero creo que ambos exageran un poco... ¡Listo! Vamos. - emprendieron la marcha de nuevo pero ya no tomados de la mano - Por cierto, te veré esta noche en la fiesta
-¿Me contaras allí que tienes novio? - Dijo él
-¿Y tu a mi de tu novia?
Ambos sonrieron
-... y entonces él cayó y cuando quise celebrar yo también me desmayé - Contaba Jack y todos estallaron en una carcajada sonora
Steven había regresado a la mesa, pero no estaba allí, seguía al teléfono, juntó a Ruby, bajo el muérdago, en los ojos color esmeralda de Amy, en su cama, en su boca, en la de Ruby... Iba a perder la escasa cordura que había adquirido con los años.
Continuara...
Esperare, una vez más; de nuevo Wen ansiosa!
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